Por Antonio Osuna / Vallecas VA
“Dejé que la historia guiase mis pasos… Dejé que el tiempo fuera solamente eso, el paso. De ahí cada historia”. Así nacieron frases y frases que escribí, escribo y seguiré escribiendo mientras mis pies pisen este suelo vallecano que me vio crecer. He marchado, he recorrido y vivido en diferentes ciudades, pero es aquí, en Vallecas, donde las ideas cobran un peso mayor. Aquí todo parece más real. No podría deciros con exactitud cuándo desarrollé mi primera idea, tal vez tuviera menos de 10 años… Si lo pienso fríamente puede que yo mismo sea una idea de algo a lo que aspiré; puede que las ganas de escribir historias nazcan de las mismas ganas inconformes sobre mi propia sátira. No obstante, aquí todo es más real, o así lo imaginé siempre, y traté de plasmarlo en mis escritos. Woody Allen pondría jazz a esta parte del mundo: Madrid sin Vallecas es como Nueva York sin luces.
Siempre me resultó reconfortante moverme por sus calles, todas ellas están cargadas de un magnetismo especial. Allá donde mires parece que estás viviendo una película, una secuencia digna de Spike Lee o del mismo Almodóvar. La diversidad de esta parte de la ciudad es tan amplia que en ocasiones es una tarea imposible no pararse a contemplar todo lo que rodea sus calles y ese ojo perdido buscando la nada siempre encuentra algo. De ahí la fotografía que adorna este texto. De ahí la magia de Vallecas.
Las mismas calles
Suelo pensar que autores como Juan Vicente Córdoba pasearon y pasean por las mismas calles que yo, seguramente llenos de la ilusión que produce saber que el tiempo se detiene. Que todavía quedan lugares en esta gran ciudad donde puedes ver un cartel como éste, donde las multinacionales no han acabado al cien por cien con el pequeño comercio y que todavía puedes sentarte en una terraza a tomar algo tranquilo y escuchar un ‘¡Juan, sube a casa ahora mismo!’, gritos de madres que no han sido silenciados por un teléfono móvil. ¿Cómo entonces no podría inspirar esta parte del mundo? Muchos sueñan con marcharse lejos. Yo fui uno de ellos. Fui de un lado a otro buscando equilibrio y profundidad, tratando de encontrar la esencia de todo, la fragancia de la vida, tratando de profundizar en mi yo más absoluto y así poder dar rienda suelta a las palabras que deseaba plasmar. Pero debo reconocer que en la mayoría de mis textos Vallecas estuvo presente de una manera u otra: en la localización de la historia, en la cara de los personajes, en la actitud de los mismos o simplemente en mi inconsciente más profundo al tratar de dar veracidad a un sitio concreto.
En el barrio de los autores, allí donde mires, encontrarás algo capaz de inspirarte, capaz de sacarte una idea de las entrañas y, si no es así y deseas ser creativo en algo, siéntate a observar, en calma, sin prisa. Vallecas te dará lo que necesites. Como la tierra para el agricultor.