Por Juan Rodríguez
El Girona no pudo con uno de los Rayos más fuertes en defensa que hemos visto en tiempos. Ni un solo descuido atrás, ni un solo susto, más allá de la brillantez de las acciones individuales de los delanteros de Míchel, que no pudieron derribar el estupendo muro defensivo que puso Íñigo Pérez. No fue un autobús, en absoluto, diríamos que fue una furgoneta, con varios utilitarios con el motor en marcha arriba por si surgía algo interesante. El resultado final, sin duda, lo fue.
El encuentro, que pintaba bien, empezó flojo. Ni Rayo ni Girona conseguían hilvanar buen juego, ritmo o un plan definido de partido, las ocasiones de peligro brillaban por su ausencia, y el tiki-taka gironí comenzaba a derivar en ese peligroso “juego de parabrisas” o “síndrome del partido de balonmano”, es decir, un manoseo del balón fofo e inane que iba de izquierda a derecha y de derecha a izquierda sin solución de continuidad ni planes de futuro. Cuando el propósito del juego olvida el fin del mismo (marcar gol), mal vamos.
El partido comenzaba a parecerse a unas arenas movedizas en las que cualquier movimiento es inútil cuando, a la media hora de juego, un suceso desafortunado sacudió su viscosa realidad: Pep Chavarría sufrió un tirón tras intentar seguirle una carrera a Asprilla (extremo que aún no patina como lo hacía Savinho, pero dadle tiempo) que le obligó a ser sustituido. Jorge De Frutos entró al campo para reestructurar al Rayo: Baliu al lateral izquierdo y De Frutos al derecho que antes ocupaba este. Dos ocasiones marradas de Asprilla (la primera, completamente solo en el área pequeña ante Batalla) confirmaron que el Girona y el propio encuentro habían despertado del letargo. Desafortunadamente para los espectadores, ambos equipos se fueron a vestuarios cuando la cosa empezaba a coger velocidad.
Gumbau y Unai López reemplazaron a Isi y Pedro Díaz en el descanso, con lo que Íñigo Pérez renovaba el oxígeno del mediocampo rayista y parecía asumir el papel que el Girona le había asignado en los últimos minutos del primer tiempo: el de superviviente. ¿Lograría el Rayo aguantar tres cuartos de hora sin que perforaran su meta? ¿Plantaría la suficiente batalla para que no le marcaran un gol a… Batalla (perdón, tenía que hacerlo)? Ante un equipo tan mandón como este Girona de Míchel no parece mala idea esperar agazapado para salir rápido a la contra a ver si cae algo, pero… ¿tendría Camello el día inspirado?
Un latigazo de Asprilla casi desde su casa cuando se cumplía la hora de partido se estrelló en la escuadra izquierda de la portería de Batalla. El colombiano no dejó de intentarlo en todo el partido. Otro colombiano, ay, observaba el transcurrir de la contienda desde el banquillo de suplentes (sí, vuelvo a reclamar a James Rodríguez, un señor al que el Rayo Vallecano decidió contratar, entiendo, para jugar al fútbol… aunque cada vez tengo más dudas sobre esto). 10 minutos más tarde, Miguel Gutiérrez (ese lateral zurdo con alma de mediapunta), se plantó solo en la frontal del área para mandarla a Cuenca. El Rayo seguía aguantando.
Una llegada de Ratiu en el 76, que la mandó alta, le dio un pequeño susto al Girona y vino a confirmar el plan de los franjirrojos: cómo enganchemos otra… Nteka salió acto seguido reemplazando a Camello con una misión cristalina: la que tengas, a la cazuela. Lamentablemente, no tuvo ninguna. Quien sí la tuvo fue Álvaro, que remató de primeras un estupendo pase de De Frutos y se le fue por un pelo. Al Rayo le faltaba el canto para el duro. Respondió Stuani con un remate en el área pequeña de la franja que, sorprendentemente, no alcanzó ni portería cuando lo fácil era que fuera para dentro. El gol estaba al caer para uno de los equipos. Pero no cayó. Lo que cayó fue el telón del partido, que se nos escapó vivo y sin goles. Como el Rayo, que firma un meritorio empate fuera de casa y confirma una dinámica más que positiva en liga. Que siga.
El próximo partido del Rayo es el sábado 28 de septiembre a las 16:15 horas en casa contra el Leganés
El ranking:
El héroe del partido: Íñigo Pérez: no apostó por su habitual plan de ir a cara descubierta a por el partido y le acabó saliendo bien; un punto en casa del Girona es más que positivo. Por parte del Girona, es de justicia destacar a Asprilla. Nada que ver con aquel crack que jugó en los 90 en el Parma italiano, pero un delantero sensacional por prestaciones y esfuerzo.
El villano: Yangel Herrera hizo una entrada demasiado peligrosa cuando acababa el partido que casi lesiona a Unai López. A veces, uno se convierte en villano en cuestión de segundos.
El datito: El Girona rompe su racha de derrotas: llevaba tres seguidas y con Míchel nunca había perdido cuatro partidos consecutivos. Sigue sin hacerlo.
La pregunta: ¿Nos encontramos ante el Rayo más sólido y fiable de los últimos tiempos?
Declaraciones
Íñigo Pérez: «El punto lo vamos a valorar en mayo, como muy bueno, cuando veamos los resultados que se van a dar en este campo»
Gumbau: «Ha sido un partido difícil para nosotros. El equipo supo resistir en un campo muy complicado. El punto nos sabe a gloria y hay que darle mucho mérito. Esperemos que la lesión de Pep sea lo mínimo. Ahora a dar todo para ganar el sábado con nuestra gente».
Yo, creo que Pérez, en estos últimos 3 encuentros, está siendo con táctica muy medido con la incorporación de James. Ni se ha impacientado y lo incorporará cuando el momento este propicio.
Yo pienso que quiere darle el instante a James con buena preparación y el pueda desarrollar todo su talento y experiencia, sin ansiedad y presión personal.
Así podrá ser James un crack.
Y el Club Vellecano ser la sensación del torneo 24/25….y Ganar la Copa.
Amén.