Por Jesús López
Aún resuenan los ecos de la última Cumbre Mundial sobre el Clima con una sensación generalizada de retroceso, motivada por una falta de ambición global, puesto que apenas se ha avanzado en la toma de decisiones significativas, sino que tan solo se ha consensuado la redacción de un documento genérico para la reducción de los gases de efecto invernadero por parte de la acción que lleven a cabo los gobiernos. Sin embargo, queda presente en el imaginario colectivo el circo mediático en torno a la controvertida figura de la joven activista Greta Thunberg, bien aclamada por unos, aunque con una legión de detractores detrás que ridiculiza todas y cada una de sus intervenciones.
Tristemente, cualquier cambio que se pretenda implantar en la actual sociedad no puede venir de la mano en torno a la creación de un icono propagandístico que conmueva a los demás, con su simbólica ingenuidad, por unas propuestas efectistas que acaban convirtiéndose en un sinfín de memes carentes de un sentido básico del humor y de un mínimo de inteligencia. Agitar estandartes solo provoca viento y frente a la emergencia climática urge tomar decisiones. Por este motivo, sería recomendable seguir las propuestas planteadas por José Manuel Sabucedo, profesor de Psicología Social en la Universidad de Santiago de Compostela, que indican que los cambios llegan cuando las minorías que los promueven son visibles y que sería mucho más rentable ver a Cristiano Ronaldo comprar en un mercado con bolsas de tela o a Amancio Ortega reduciendo el uso de plásticos en su día a día.
Otra solución aparece cuando el trabajo comienza desde la acción educativa, desde el día a día, en la rutina cotidiana de los individuos en formación, incluyendo en los programas escolares unos proyectos pedagógicos que impulsen la transformación hacia un entorno más sostenible que precipite el cambio hacia el respeto y el cuidado del Medio Ambiente. Afortunadamente, desde el Departamento de Educación Ambiental del CRIF Las Acacias, a los mandos de Jesús Pérez Redondo, se imparte desde hace más de un lustro el programa de Escuelas Sostenibles ofertado a los centros educativos de la Comunidad de Madrid.
Dicho programa consiste en la dinamización de la comunidad educativa para realizar proyectos de acción ambiental que promuevan la sostenibilidad y la calidad ambiental en los centros. Para conseguir este objetivo, cada centro tiene que desarrollar su propio Plan de Acción Ambiental, que se convertirá en una herramienta de planificación que concrete actividades, plazos, responsables y evaluación de los resultados. Al finalizar los tres años del programa se habrá desarrollado un plan de acción para las cuatro temáticas: Naturaleza y Biodiversidad, Agua, Residuos y Consumo Responsable, y Energía y Movilidad.
Desde Vallecas
Gracias a este programa, el IES María Rodrigo, único instituto público de reciente creación en el Ensanche de Vallecas, ha observado una enorme posibilidad para no solo concienciar a su alumnado sobre un problema que se cierne sobre su propio entorno, como es la obligada gestión óptima de los residuos del macrovertedero de Valdemingómez o el disfrute de la contemplación de un espacio natural recomendable con la creación del Parque de la Gavia, sino también como la implantación de una seña de identidad para que el centro sea un referente en Villa de Vallecas como motor de cambio en materia de Medio Ambiente. Los resultados comienzan a notarse con la puesta en marcha del huerto escolar y los jardines de aula, aparte de una decoración confeccionada con envases reciclados más una campaña de recogida de juguetes.