Gredos San Diego: La cooperativa de colegios enraizada en Vallecas

La primera asociación de economía social de España dedicada a la educación nació en Vallecas, hace 34 años. Hoy cuentan con ocho centros en Madrid y dos en el extranjero (uno en Costa Rica y otro en Camerún) pero siempre bien presentes en el barrio en el que surgieron y con las mismas ganas de seguir enseñando.

 

 

La Cooperativa Gredos San Diego se fundó hace treinta y cuatro años, cuando en 1985 un grupo de 18 socios, docentes y no docentes, decidieron asumir la responsabilidad del Colegio a causa de la jubilación del que entonces era su propietario, Julio López Herrero. Pero su historia no empieza ahí, sino en los años cincuenta, cuando se implantó en el barrio y pasó a formar parte inseparable de la historia de Vallecas. Cuando pasó a ser una cooperativa –algo bastante novedoso en el ámbito de la educación–, Gredos San Diego S. Coop. Mad. comenzó a desarrollar sistemas educativos y a generar empleo desde un modelo de Economía Social. Fue en el año 1994 cuando se abrieron las puertas del Colegio Gredos San Diego Vallecas, muy cerca de la sede de la Asamblea de Madrid. Hoy cuentan con hasta ocho centros en Madrid y dos en el extranjero, uno en Costa Rica y otro en Camerún, pero siempre bien enraizados en el barrio en el que surgieron.

 

Hoy constituyen la primera asociación de economía social de España dedicada a la educación. Pero no se quedan en un servicio educativo al uso, que ya es bastante ambicioso, sino que también apuestan por la formación deportiva, la música, campamentos, el conocimiento del medio ambiente… Su alumnado tiene la oportunidad de formarse en valores algo inaccesibles en un entorno urbano como son el conocimiento del medio ambiente; pues la cooperativa cuenta con dos aulas de la naturaleza, una en Casavieja (Ávila) y otra en Valdevacas de Montejo (Segovia), un pueblo de tan solo veinticuatro habitantes donde gracias a este proyecto se han creado nueve puestos de trabajo, permitiendo que el pueblo no llegue a desaparecer. En estos lugares los niños y niñas tienen la oportunidad de descubrir el mundo rural de la mano del personal docente, algo poco común en la enseñanza reglada y que aporta mucho a la formación integral de las personas.

Otra apuesta importante del grupo es la formación dual, es decir, teórica y práctica, siguiendo el ejemplo de países donde ya está más que implantada con éxito –pues se ha demostrado que abre más puertas laborales– como son Suiza, Alemania o Austria.

Entrevista a Carlos Pedro de la Higuera Pérez. Presidente en Gredos San Diego S. Coop. Mad

 

¿Qué os movió a hacer un proyecto así en 1985 y cómo fueron aquellos comienzos?

Creo que es importante destacar que, antes de empezar nosotros, la institución Gredos llevaba desde los años 50 funcionando. Aquí, en este barrio, estaba esta iniciativa privada porque el Estado era incapaz de responder en términos presupuestarios a las necesidades que tenía la población, eran años muy difíciles, de posguerra, en una zona con un gran movimiento migratorio de personas provenientes de Extremadura, Castilla-La Mancha, Andalucía… Se fue forjando, en torno a la figura de Don Julio López Herrero y el proyecto Gredos, una institución por donde ha pasado gente que luego ha brillado en el terreno de la cultura, el arte y la ciencia. Julio López Herrero tenía cinco colegios. Antes de que desaparecieran con la jubilación de Julio, nos armamos de valor y montamos la cooperativa. ¿Qué teníamos entonces? Pues sobre todo mucha dificultad en este centro: pasillos de 80 centímetros de anchura, aulas de 20 metros cuadrados… De lo que sí estaba lleno era de niños y también de entusiasmo por parte de los trabajadores. Teníamos una clasificación provisional, es decir, era un colegio que tenía que desaparecer, había cumplido unas expectativas durante un cierto tiempo, pero no reunía condiciones desde el punto de vista físico para seguir funcionando como proyecto. Entonces, como todos los proyectos que valen la pena en la vida, cuando tú tomas consciencia de la dificultad y cuando te unes con otras personas y voluntades surge una fuerza que se muestra de cara al exterior como una impronta de rebeldía frente a la idea: No vamos a desaparecer. Tendremos instalaciones inadecuadas, pero si hemos venido dando respuesta a las necesidades educativas de la zona de Entrevías, Palomeras… de todos los barrios que configuran este distrito, tenemos derecho a seguir trabajando, le pese a quien le pese. Esto es importante.

Después fuisteis creciendo hasta tener ocho centros…

 Sí, nos hemos convertido en la primera institución educativa de ámbito no universitario de la Comunidad de Madrid. Con más de 14.000 alumnos y una plantilla que se aproxima a los 1.600 trabajadores.
En los inicios nadie tenía ni idea de cómo se formaba una cooperativa y acudimos a la primera experiencia que hubo en España que era la experiencia de Mondragón, acudimos a su fuente, Jose María Arizmendarrieta, a quien estamos pretendiendo que se dedique una calle con su nombre en Vallecas. Un pensamiento inspirador suyo decía: “La cooperación convoca a las personas a una obra colectiva, pero a cada uno su responsabilidad. Es el desarrollo del individuo no contra los demás sino con los demás”. Estamos en una sociedad en la que estamos compitiendo continuamente; nunca nos planteamos hacer cosas conjuntamente, pero si un día nos planteamos esta idea de hacer cosas conjuntamente la sociedad sería otra distinta a la que tenemos. Esa es la aportación de la cooperativa.

¿Cómo es la relación de los centros con el barrio?

Gredos San Diego ha crecido al tiempo que Vallecas ha crecido. Utilizando sus virtudes y siendo conscientes de algunos de sus defectos, que hemos ido curtiendo. Siempre hay aspectos positivos y negativos. El problema de los negativos viene cuando no eres consciente de la existencia de ellos, entonces te pueden, pero hemos visto gestos de solidaridad en todos y cada uno de los concejales que han pasado por el distrito, también el primer colegio se hizo con el apoyo de veintidós asociaciones de vecinas y vecinos, etc.

Nadie se ha atrevido antes a coger a niños, después de solo cuatro meses de formación, y colocarles directamente en un trabajo. Como precedente yo solo recuerdo el Instituto Escuela de la Segunda República, donde además se atrevieron a unir los estudios de primaria y secundaria. Algo que también hacemos nosotros, yendo un poco más allá y uniendo desde infantil hasta bachillerato, algo nada usual en el pasado y que aún hoy hace muy poca gente. Hacerlo contando como socios al personal docente y al no docente: limpiadores, administrativos, cocineros… Es algo inaudito en el Estado español.

Entonces apuntas que hacéis una gran apuesta en innovación educativa. ¿Cuáles son vuestras fuentes para hacer este trabajo? ¿Escucháis a los estudiantes en estas ideas de innovación?

Ahora mismo hay equipos de orientación muy fuertes; estos nos acercan a la realidad del alumno. También formación continua por parte del profesorado. Por otro lado, un claro proceso de internacionalización, cualquier proyecto que surja en el extranjero si es interesante lo acogemos. Innovamos por ejemplo en el comedor, tratando las alergias alimentarias, evitando que el niño se sienta discriminado; o cuando viene un niño de otra etnia, dotándole de uniforme para que sea igual a los demás, utilizando el uniforme como un elemento socializador, no elitista.
¿De qué fuente hemos vivido? De lo mejor que se ha hecho en España en materia de educación como es la Institución Libre de Enseñanza, sobre todo en su contacto con la naturaleza.

¿Cómo es el día a día en las aulas? ¿Qué se llevan vuestros estudiantes día a día en la mochila?

Creo que notan la cercanía de los profesores, porque si algo tenemos es que se trabaja muchísimo. A las siete están abiertos y llegan las diez y media y permanecen abiertos. Son colegios abiertos al barrio, cualquier sábado o domingo si te das una vuelta ves que el 90% de los colegios está cerrado y Gredos San Diego está abierto, tiene vida. Siempre pongo el ejemplo de que un profesor puede dar una clase de ecología en el aula y un compañero o compañera de limpieza puede educar también sobre ecología en el pasillo. Y eso al final el alumno lo nota, se siente como en casa. Además, el personal educativo es consciente de los problemas que pueda haber en su familia intentando dar respuesta, en la medida de lo posible, a toda esa problemática. Por tanto, sí que se genera orgullo de pertenencia en el alumno.

¿Qué es lo que te hace sentir más orgulloso de toda tu trayectoria en Gredos San Diego?

Yo empecé a trabajar con 15 años y tenía conciencia de que para estudiar tenía que trabajar. Hice Magisterio y Derecho y cuando recibimos la propuesta de Don Julio yo lo vi como una oportunidad. Pensé: “¿Podemos depender de nosotros mismos antes de depender de una tercera persona? Esto es una maravilla”. Evidentemente la autonomía supone una responsabilidad, pero hemos hecho algo maravilloso que me gustaría que fuéramos conscientes de ello desde el punto de vista del entorno y también interno.

Hemos creado un grupo cooperativo de empresas de fisioterapia, otra que gestiona una residencia de ancianos de Leganés, tenemos otra empresa dedicada a la formación musical, otra dedicada al asesoramiento informático y tecnológico… Entonces, empezamos siendo 18 y ahora somos cerca de 2.000 los cooperativistas. Y es una empresa que en época de crisis ha crecido en número de puestos. Creo que si hubiera más cooperativas el mundo sería más justo, equitativo y solidario.

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