En un mundo tan convulso actualmente, como lo es España, donde nuestra sociedad, “media para abajo”, tiene que sufrir azotada inmisericordemente una crisis financiera, de valores morales y éticos, incrementada por la avaricia insaciable del poder del dinero, por parte de políticos, empresarios y banqueros corruptos y mentirosos, que embriagados por una total impunidad, pisotean nuestros derechos y libertades para conducir “en diferido” a la miseria absoluta a nuestro avasallado pueblo, cuyo único pecado ha sido creer los engaños gubernamentales, entregándoles la dirección de nuestros destinos.
Escapando al hedor de tanta podredumbre, de ese tétrico panorama, encontré un “Oasis” en la fría noche madrileña de este incierto mes de diciembre de 2.013. Fue un paréntesis pequeñito hecho realidad, entrañable por la calidad humana de sus actores, un “puñadito de soñadores”, si se me permite la expresión, portadores de un mensaje diferente: la palabra escrita de la poesía.
Yo no soy crítico cultural, ni de ninguno de sus amplios componentes, un tanto olvidados por nuestra sociedad, pero lo que no puedo dejar pasar por alto es el gratísimo impacto que me causó el sencillo pero maravilloso espectáculo de poder ver y compartir, por breves momentos, a dos de estos soñadores: creadores de ilusión, demostrando su sentir, en una modalidad que dominan, a mi humilde entender, con soltura y convicción: la poesía, esa increíble forma de expresión de los sentimientos, de la belleza, del amor, del pensamiento, tan humano (que el Gobierno no podrá multar), para recordarnos que eso también es vida, que somos parte sensitiva y debemos por unos momentos olvidar lo prosaico de nuestro vivir.
Ana Martín Puigpelat, desde la terrenal biblioteca Luís Martín Santos, en la Villa de Vallecas, dedica silenciosamente parte de su diario vivir a señalarnos que debemos leer más, así nos enteraríamos por su poemario en El descanso del viento que ha encontrado la libertad de los sueños; lo que a muchos nos falta por alcanzar.
Aitor Franco engendró en Bilbao Los vínculos del extraño. Nos ha dejado sorprendidos, por su juventud y por “ser sin estar”; y que “nada no es un vacío”, sino un lugar de visita para el extraño de sus sueños.
Sugerencia: leamos más poesía, así quizás llegaremos a comprender lo incomprensible, la razón profunda de los hechos que dieron comienzo a esta columna.
Carlos A. Camargo Gómez