Por Houda Akrikez, Asociación Tabadol
Estamos a pocas horas del final de Ramadán. A medida que los musulmanes de todo el mundo se preparan para despedirse del Mes Sagrado que ha sido lleno de bendiciones y bondad, hay un sentimiento de júbilo. ‘Eid al Fitr’ significa en árabe fiesta de la ruptura del ayuno y es un día de felicidad y festividad. El ayuno en esta jornada no está permitido, ya que debe ser una fiesta de declaración de la grandeza de Alá.
La fiesta se celebra para dar gracias por la fortaleza que tuvieron los musulmanes a lo largo del mes. Tan pronto como se vea la luna creciente, las mezquitas, los mercados, las calles y las casas hacen eco con los gritos del ‘takbeerat’ (‘Allahu Akbar’, que significa “Dios es grande”). Los musulmanes alaban a Dios en voz alta mientras van a la mezquita por el ‘Eid’. El ‘Eid al Fitr’ se celebra durante uno, dos o tres días y se realiza una oración específica, en un lugar especial y de una manera única. Durante estos días se debe saludar a los musulmanes diciendo ”Eid Mubarak que se traduce en Feliz Eid”.
También es esencial para los musulmanes donen a la caridad para ayudar a los pobres y necesitados antes de las oraciones del ‘Eid’. El acto se denomina ‘zakat’, y la cantidad que se dona se calcula basándose en las posesiones personales. Es un acto de caridad obligatorio.
Otra tradición durante esta fiesta es estrenar ropa nueva. Los hombres usan vestimenta blanca, como símbolo de pureza. Se visitan los hogares de familiares y amigos donde se comen platos especiales cocinados para la ocasión. Todos se sientan juntos. Por tradición, los niños reciben regalos y dulces.
Vivimos un Ramadán dentro del confinamiento, intentando de alguna manera consolidar ese vecia que siente un musulmán en un mes de ayuno sagrado sin oraciones en las mezquitas y sin juntarnos con las familias y con nuestros seres queridos. Viéndolo por la parte religiosa, este año Ramadán ha tenido un mayor símbolo espiritual que en otros, diferente, duro y distante a lo que suele ser.
Fiesta distante
Y llegó su final con una fiesta distante sin ver a esos hombres que pasean por la Cañada con sus chelabas blancas ni a esos niños vestidos con todo nuevo, felices corriendo por el campo de fútbol ni a nuestras vecinas compartiendo sus riquísimos y deliciosos platos de dulces marroquíes ni en la comida un buen cuscús entre todos y todas. Este año será un ‘Eid fetr’ diferente, distante. Sin poder abrazarnos ni darnos las bendiciones y el amor que siempre hemos compartido. No habrá encuentro comunitario de todas las entidades sociales, administraciones y asociaciones culturales que siempre y todos los años, codo con codo, organizan una buena despedida al quito mes lunar Ramadán.
Todo esto es un duelo que se lleva dentro con una esperanza de que con este sacrificio todo cambiará y volverá a la normalidad para que todas y todos nos demos cuenta de la comunidad tan bonita que estamos construyendo, demostrando que en Cañada hay unión, hay cultura, hay un barrio sostenido por vecinos y vecinas que saben cómo gestionar sus problemas internos en un tiempo y estado crítico. Este mes de ayuno ha sido un sacrificio religioso tal y como receta el Corán y más este año por la situación que vive la tierra y para que se vuelva a sostener de nuevo y demostrar a la naturaleza que los humanos también queremos cuidarla.
Desde Cañada se felicita el Ramadán con un vídeo de un vaso de té que viaja de casa en casa a todos los sectores, del 4 al 5 acabando en el 6 con un mensaje de Ramadán Mubarak a todos los musulmanes del mundo y en especial a los de Cañada. Vecinos de diferentes nacionalidades y creencias participan en un vídeo creativo, conectando nuestros corazones humanos. Y llega el ‘Eid al Fetr’ (fin de Ramadán) y vecinos y vecinas de Cañada vienen con otro mensaje maravilloso desde todos los sectores para celebrar todos juntos esta maravillosa fiesta en conjunto como siempre se ha hecho, de manera virtual (los corazones se conectan) así lo llaman las y los vecinos.