El CDV rinde homenaje a Enrique Montañés

De izquierda a derecha: Irene, Ángeles Ruiz, Domingo Martín, Maricha Zárate y Fernando Bueno. Foto: J. Arguedas

Por I. M/ J. A.

Sede del Centro Deportivo Vallecas, calle de Mohernando 1. Cinco responsables del club fundado en 1982 se reúnen en la oficina a petición de Vallecas VA para recordar a Enrique Montañés, presidente y uno de los fundadores de la entidad, fallecido el pasado mes de septiembre. Posteriormente a este encuentro, la Junta Municipal de Puente de Vallecas aprobó el 13 de octubre que la instalación deportiva básica de Palomeras llevara el nombre de Enrique Montañés. Con admiración, emoción y respeto hablan de la figura del dirigente y le rinden un sentido homenaje a través de las páginas de este periódico. Solo se quitan la mascarilla para hacerse la foto de familia de esta noticia.

Fernando Bueno, vicepresidente del CDV

“Hasta que se jubiló fue profesor del Colegio Virgen del Cerro. Le gustaba mucho el deporte. Se empezó con el baloncesto, con dos equipos femeninos, juvenil y senior. El futbol comenzó en 1992, el voleibol en 1996, el ajedrez en 2000, la gimnasia en 2006 y el balonmano en 2011. Un logro por el que Enrique luchó mucho fue para que le cedieran al CDV la gestión del campo de futbol de Palomeras Bajas, que le han puesto de hierba. Antes teníamos un campo de tierra y ahora uno de hierba. Va a ser muy difícil mantener el legado que nos ha dejado (se emociona). Somos 500 personas para hacer las cosas lo mejor posible. Él trataba que todas las secciones fueran una, para él eran todas iguales. Su filosofía era que todos los niños y las niñas de Vallecas pudieran hacer deporte sin salir de su propio barrio”.

Ángeles Ruiz, excoordinadora de baloncesto y directiva

“He tenido mucho contacto con él y le hecho mucho en falta. Me he metido mucho con él, porque era una persona muy políticamente correcta y le decía que hay veces que no se podía. Hay que ir un poco a presionar a las instituciones porque si no, no se saca nada. Para mí, era una figura muy importante a nivel humano. Cuando vengo al club, trabajo con sus gafas, porque me recuerdan mucho a él. Como coordinadores teníamos una visión parcial del club, ahora veo un poco en general y en global. Nos ha soportado mucho, pienso que había que ponerle un monumento por aguantar todas nuestras inquietudes y exigencias. Nos ha dejado trabajar siempre con mucha independencia para vernos crecer. Tenemos que seguir luchando por lo que el creó. En su honor debemos intentar que el CDV siga funcionando todos los años”.

Irene, coordinadora de gimnasia rítmica

“No se le escapaba nada, controlaba todo de todo. Era una figura que te daba mucho respeto, lo veía como un papá. Era tan organizado y tan serio que le daba mucha seriedad a todas las actividades. Los padres me preguntaban ¿quién es? ¿Es el del bigote?, y yo les decía que sí. Continuar adelante es el regalo más bonito que se le puede hacer”.

Domingo Martín, coordinador de fútbol y directivo

“Como buen maestro de escuela, mantenía la disciplina, a pesar de ser amigo de todos. Nunca le he conocido ningún enemigo. Ha sido muy querido y le conozco del barrio de toda la vida. Ha sido amigo más que presidente. La sinceridad era lo más característico, te decía lo bueno o lo malo a los ojos de forma muy natural. Me ha enseñado mucho a tratar a las personas, la tranquilidad, el saber contar hasta 10 antes de ponerte a chillar. La humildad puede ser también otra característica que le viene bien. Muchos padres no sabían quién era el presidente del club. Iba y se ponía en un lado como si no fuera nadie”.

Maricha Zárate, coordinadora de voleibol y entrenadora equipo infantil

“Como persona te infundía respeto. Iba siempre de la forma educada, más correcta. Sentía cada vez más confianza hacia mí. Siempre fue una persona sincera, hablaba de otras personas con cariño, era amigo de sus amigos. Podía conseguir lo que se propusiese, muy ordenado, muy carismático, muy de tener las cosas bien claras. Estaba pendiente de todo. No era una persona distante, lejana. Al contrario, intentaba conocer a la gente, ver a los equipos. La labor de él era invisible y eso le daba mucho más valor. Todo lo que nos dio y aprendimos lo hizo sin esperar ninguna recompensa. Intentaremos que su legado y nuestro trabajo sea lo más digno de él como forma de siempre tenerle presente”.

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