ROBERTO BLANCO TOMÁS
Elena Ortega es la madre de Alfonso Fernández, Alfon, el joven vallecano detenido la mañana de la huelga general del 14N en la puerta de su casa que acaba de ser liberado tras pasar casi dos meses en prisión preventiva y régimen FIES (de especial seguridad). Desde la plataforma creada para reclamar su libertad se ha denunciado el caso como un “error policial”. La entrevista que sigue fue realizada antes de la liberación de Alfonso.
¿Cómo recuerdas el día de la huelga, cuando se produce la detención?
Ese día hicimos huelga toda la familia, lo teníamos muy claro… Por la mañana, mi hijo y su novia fueron a sacar el perro antes de ir al piquete. Mientras, me ducho, me preparo, bajo a la calle y me pregunto: “¿dónde se han metido éstos?”. Venga a llamarles, y no me cogían el teléfono —se los habían dejado aquí; ni se habían llevado las cosas—. Entonces me voy yo para el piquete, y cuando voy andando por la calle me suena el teléfono y me dicen que es la comisaría de Moratalaz y que está allí detenido Alfonso. Me quedo muerta… Al momento, la madre de Daira me llama y me dice que está detenida también ella. Y justo después me llama el abogado y me lo confirma. A partir de ahí, una locura todo…
¿Te dan alguna explicación de por qué está detenido?
No, no… No dan ninguna explicación, solo dicen que está detenido… Fue horrible: desde el principio, en los calabozos, ya les dieron un “tratamiento especial”, aislados y presionándoles, interrogándoles, amenazándoles de cosas horribles que iban a pasarles a ellos —estaban separados— y a su familia, para sacarles la declaración que querían… Pero ellos aguantaron…
Todos los detenidos que hubo por la mañana declararon por la tarde y pasaron al día siguiente a los juzgados de plaza de Castilla, menos ellos… Fue el abogado a última hora, y le dijeron que antes tenían que hacer “una diligencia”: un registro domiciliario en casa de Daira, en la nuestra y en la sede de Bukaneros. El registro fue muy desagradable, con los policías encapuchados, intentando amedrentar a mi marido: “si nos dice usted lo que sepa, dejamos a su hijo libre” —lo que en realidad significa: “si usted nos dice algo, ya es cómplice y nos lo llevamos a usted también”—… Le contestó mi marido: “¿Y qué se supone que os tengo que decir? Yo lo único que os puedo decir es que os habéis llevado a mi hijo esta mañana, y que ahora estáis aquí con él…”. Y yo les decía a los policías: “mirad, ahí veis la bandera republicana, aquí veis mi camiseta —la camiseta verde: trabajo en educación, soy técnico en integración social y trabajo con niños con autismo—, veis el tipo de cuadros y de libros que tengo… Somos gente de izquierdas, pero no somos lo que vosotros creéis”.
En la declaración ante la juez, les dejaron para los últimos. En principio no estaba previsto dejarlos en prisión, porque el abogado pudo demostrar que no había riesgo de fuga, que había arraigo, pero hubo una llamada que hizo al letrado salirse y volver a entrar a los veinte minutos. Daira y Alfonso, como estaban en la sala, se dieron cuenta de lo que estaba pasando, de cómo el fiscal apuntaba lo que le estaban diciendo en la llamada y, cuando entró otra vez, leyó lo que le habían dicho. Pidió prisión preventiva para los dos, pero al final la juez la determinó solo para Alfonso.
¿De qué le acusan?
De tenencia de explosivos…
Sobre eso hay detalles que se antojan extraños… La mochila con los supuestos explosivos nunca estuvo en poder de Alfonso, sino que la “suelta” en el lugar de la detención una tercera persona a la que los jóvenes no conocen, pese a que la policía les insta a reconocerla. Da para pensar “algo raro”…
Es que, como le dije a la juez de guardia: “Pero bueno, ¿esto qué es? ¿Esto a cuento de qué viene?”… Estaba alucinada… Y me dice: “señora, ¿es que usted no sabe que su hijo llevaba una mochila con explosivos?”. Miro a mi hijo, y le digo: “¿Pero qué está diciendo esta mujer? Esto es una locura… Alfonso, dime delante de esta mujer y de todos éstos que es mentira”. Y él me contesta: “mamá, eso es mentira. Puedes estar bien tranquila, que es mentira. Yo no llevaba nada”. Y yo le digo: “no, si ya lo sé: si están ahí todas tus mochilas y tus cosas en la habitación… Pero necesito que me lo digas tú”.
¿Encontráis alguna razón para esto?
Hombre, la policía tiene algo “personal” con muchos jóvenes de Vallecas. Y el Gobierno de la nación y el Ministerio del Interior también tienen una estrategia… Vivimos en un barrio muy azotado por esta crisis a todos los niveles: educación, trabajo… Sobre todo la juventud, con un 50% de ellos, si no más, que no trabaja ni de coña… Y si trabaja es un día, a través de una ETT… Lo sé por los amigos de mi hijo: para ellos es una fiesta cuando cobran 300 euros al mes en cualquier trabajillo. No tienen donde caerse muertos, y menos mal que tienen unos padres que les damos cobertura… Lo único que reciben en la calle, no ahora, sino desde hace tiempo, es un acoso policial constante: en cuanto hay un grupo de jóvenes reunido, va la policía, los cachea, les pone multas, les apalean, en la comisaría de Vallecas hay tortura, dan palizas a la gente… El abuso policial en Vallecas lleva tiempo…
Una vez dentro de prisión, la situación de Alfonso ha ido empeorando…
El auto por el que le dictaminan prisión es un error judicial. Incluso el abogado, al principio, se pone contento pensando que le va a sacar en quince días, porque es una barbaridad meter a una persona en preventiva por “alarma social” cuando eso ya ni se contempla en el Código Penal… Y nos llevamos la sorpresa de que la Audiencia Provincial, como se había visto que no había riesgo de fuga y había arraigo, ahora dice: “sí, aceptamos que hemos cometido un error judicial y cambiamos el ‘riesgo de fuga’ por ‘posible pertenencia a una banda organizada’”. Ahora estamos otra vez a la espera de recurrir, con otro escrito [cuando transcribimos esta entrevista acaba de conocerse la noticia de que la juez ha ratificado la prisión preventiva, insistiendo de nuevo en el “riesgo de fuga”, aunque exista arraigo, y sin aludir a la posible “pertenencia a banda”].
Lo del FIES es a la semana cuando se lo aplican, cuando todavía no habían respondido al recurso y estaba aún como “alarma social”. Ha ido empeorando su situación dentro: va endureciéndose progresivamente el acoso, la presión, la incomunicación, el aislamiento… No le llaman por su nombre cuando pasan lista, sino “el FIES…”, creando un ambiente en el módulo en el que todo el mundo se pregunta qué habrá hecho… De pronto, deja de llamar por teléfono… Al principio llamaba todos los días y había una correspondencia fluida, decía que era el preso más orgulloso de Soto porque recibía 10 o 12 cartas diarias… Ahora puede recibir y mandar dos cartas a la semana, pero llevamos tres semanas en que no le dan ninguna carta. En el último paquete, el sábado pasado, le metí cartas con fotos, y no se las han dado.
¿Cómo ves ahora a Alfonso?
Le veo muy mal. Hasta ahora resistía, entendía que es un cabeza de turco y que esto es un montaje político. Pero ahora ya no: ya le veo en un estado de vulnerabilidad grande, le veo como más chiquito… Lo bueno es que hace mucho deporte y que lee mucho: devora los libros que le vamos mandando. Por cierto, le mandé el libro que estaba leyendo en casa, la biografía de Fidel Castro, y me llevé la sorpresa de que no le dejan este libro por el contenido. Estas cosas hay que contarlas… Me ha sorprendido mucho que veten una lectura, pero por lo visto es una práctica habitual con los presos políticos, porque Alfonso es un preso político.
¿Y vosotros cómo estáis?
Pues la verdad es que nos están machacando también: el privarnos de estar con él, de comunicarnos con él… Estamos mal… Y nos hacemos los fuertes, porque sabemos que hay que luchar, que esto hay que divulgarlo y pelearlo porque es una injusticia… Y tengo que dar las gracias a la plataforma, porque ha sido la que ha arrancado todo y me ha dado la fuerza… Y el apoyo constante que he sentido de todos los vecinos del barrio, de todas las organizaciones, de todos sus amigos… Es un grupo de cincuenta o sesenta personas que está todo el día con el tema, cada uno haciendo todo lo que puede y repartiéndose tareas, y eso es lo que me está dando la fuerza para resistir. Cuando estás viviendo una represión tan brutal como ésta es fundamental la unidad y la solidaridad. Estoy viendo cómo gente de distintos partidos y organizaciones que no se juntarían para otras cosas, aquí están a piñón, porque todos entienden que esto es una escalada, que le ha pasado hoy a Alfonso pero les podría haber pasado a ellos. Y que además, si sigue esta escalada de represión y criminalización, necesitaremos mucha unidad y solidaridad para soportarlo. Esto a solas te hunde…
¿Cómo surge la plataforma?
Surge de una primera reunión chiquita, en la que se juntan los más allegados. En esa reunión se dice que hay que convocar otra y avisar a las distintas organizaciones sociales, vecinales y políticas del barrio. Eso lo hablamos un lunes, y el martes estaba montada la primera asamblea. Lo primero que se organizó fue la manifestación del día 24 en Vallecas. Yo pido que vaya encabezada por madres, porque están criminalizando a nuestros hijos, hijos de trabajadores, que merecen un respeto a sus derechos y libertades. Fue un éxito, porque además la organizamos en una semana. La reunión es un martes y la mani se hace el sábado siguiente. Somos peligrosos los vallecanos: somos gente capaz de organizar cualquier movilización en cinco o seis días, con gran capacidad de convocatoria. En cuanto Vallecas se pone “a funcionar” en cualquier cosa, sale adelante, porque está muy acostumbrada a estar organizada… Te estoy hablando de gente que lleva en la lucha toda la vida, muy acostumbrada a pelear por lo nuestro y por nuestros derechos.
La plataforma se reúne un día a la semana, y cada vez se extiende más: está acudiendo gente de muchos barrios, ciudades y pueblos de Madrid. Cada día se va ampliando y van viniendo más colectivos. Ya son asambleas de 60-70 personas, y es increíble lo operativas que son; estoy impresionada…
Háblanos de la Asociación de Madres Contra la Represión
La Asociación nace de la necesidad de que madres de éste y otros barrios nos pongamos en contacto, viendo la represión injusta que están sufriendo nuestros hijos, el acoso, la persecución, y la criminalización. No estamos dispuestas a permitirlo: la dignidad de nuestros hijos no puede ser tocada en la forma que lo está siendo…
¿Hay algo especial que quieras decir a nuestros lectores?
Que estén pendientes, que se cuiden y que participen en las movilizaciones, salgan a la calle y se solidaricen con los que tengan problemas. Ya no solo con el problema de mi hijo, sino con el que se queda sin vivienda, con el que no tiene qué comer porque no tiene trabajo, con el que no tiene quien le cuide a su enfermo o a su persona con discapacidad… Que estemos pendientes los unos de los otros y que generemos entre todos solidaridad para poder soportar y resistir esto. Y yo creo que los vallecanos somos capaces de ello. Es lo único que me hace tener esperanza: creo que somos gente que va a ser capaz de resistir, porque somos capaces de solidarizarnos y de unirnos ante los problemas… Y si hay que hacer un comedor social, lo vamos a hacer; y si hace falta un apoyo para que los inmigrantes puedan entrar a los ambulatorios con nuestra cartilla, la vamos a poner encima de la mesa… Que la gente busque, vaya a sus asociaciones de vecinos, partidos, sindicatos, asambleas del 15M… Cada uno donde más a gusto esté, pero que esté, que no se quede en su casa.