Construir espacios seguros para la infancia, una labor pendiente

La Coordinadora Infantil y Juvenil de Tiempo Libre de Vallecas organizó el 12 de noviembre unas jornadas pedagógicas

Un momento de las jornadas. Foto: L. C. Ríos

Por Luis Carlos Ríos

La protección de la infancia es un deber fundamental de cualquier democracia. Lo sabe muy bien la Coordinadora Infantil y Juvenil de Tiempo Libre de Vallecas. El pasado 12 de noviembre organizaron las Jornadas Pedagógicas de Vallecas, que giraron en torno al buen trato y a la prevención en la infancia. Al evento asistieron destacados ponentes y un grupo de educadores de Vallecas y Madrid.

El primer protagonista fue Javier Murillo, director de la Cátedra de la Unesco en Educación para Justicia Social de la UAM. En su intervención destacó la pedagogía de Freire y los enfoques teóricos de Iris Marion Young. Citando al primero, argumentó la necesidad de desvelar oportunidades de esperanza como labor irrenunciable del educador. Para él, “un mal trabajo beneficia al que no quiere que nada cambie”.

Le sucedió la ponencia de Myriam Fernández Nevado. Abogada y politóloga, profesora asociada de la Facultad de Derecho de la UCM, describió los aspectos más relevantes de la nueva Ley Orgánica de Protección Integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia. A ella se refirió como un texto que recoge y modula conceptos con renovada especificidad. Además, establece el derecho de los niños y las niñas a ser escuchadas de forma activa.

Como concepto novedoso, plantea que será el interés superior de los menores el que guiará el curso de la acción legal. Este marco prevé que podrán denunciar por sí mismos, sin necesidad de que un adulto interceda por ellos. Según Fernández Nevado, “los niños son ciudadanos de hoy, no del futuro”.

Un paso de gigante

La última intervención estuvo a cargo de Pepa Horno, psicóloga de formación y protectora de la infancia por vocación. De acuerdo con su exposición, la ley es un “paso de gigante” que llega tras varias décadas de trabajo. Para ella, los entornos físicos son imprescindibles en la construcción de espacios seguros y con el fin de construirlos, los niños deben sentirse parte del lugar, hacerlo suyo. “A la seguridad no se llega por el control, se llega por la entrega” zanja.

05Además, entiende que los menores vulnerables requieren más que nadie de acompañamiento y cariño. Para Horno “nadie se siente seguro solo. Se logra a través de vínculos, de redes basadas en el amor”. A su juicio, las leyes son marcos normativos que no pueden legislar el amor, sin embargo, sí que pueden fomentar las condiciones para que florezca. La psicóloga hace hincapié en que eso es, sin duda, lo más importante.

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