Por Juan C. Jiménez, profesor del CEIP Palomeras Bajas
Tres de cada cuatro beneficiarios de beca de comedor no han podido disfrutarla durante el confinamiento. Al comienzo de curso se dan becas de comedor de dos tipos. Las becas para familias RMI que cubren el 80% del precio del comedor (en los colegios públicos) y las destinadas a áquellas cuyos ingresos anuales no superen los 4250 euros por cápita. Estas becas cubren el 40% del coste del comedor en los centros públicos.
A pesar de eso durante estos dos meses la Comunidad de Madrid sólo ha dado cobertura, a través de Telepizza o Rodilla al colectivo RMI. No ha ocurrido así en otras comunidades que han dado cobertura a toda la población becada.
Es difícil calcular cuánta gente está perdiendo su beca. En mi colegio, el CEIP Palomeras Bajas, casi un 40% de los o las usuarias del comedor recibe beca. De esas 143 personas, 106 no han recibido su beca de comedor estos dos meses. Es decir, solo 1 de cada 4 han sido beneficiarios de Telepizza o Rodilla.
¿En base a qué?
Y es que independientemente de la solución adoptada (Telepizza antes y ahora catering de no se sabe quién) no se trata solo de malnutrición, sino que hay otras dos consecuencias:
En primer lugar, se ha expuesto a una parte de la población, la más vulnerable, a un ir y venir a centros de restauración con el consiguiente peligro de contagio. En otras comunidades autónomas se ha dado una tarjeta con el dinero de la beca para evitar desplazamientos diarios.
En segundo lugar, esto ha conllevado de forma sospechosa el cierre de los comedores escolares. Si se optaba por la solución de acudir a un centro de restauración, con todos los riesgos que implica, hubiera sido más operativo no rescindir los contratos con todas las empresas de comedor sino haber contratado con algunas de ellas el servicio. En lugar de eso se han primado los contratos con grandes empresas. Y se ha mandado a los ERTE a las trabajadoras de estas empresas de comedor.
Resumiendo, tres de cada cuatro becados excluidos de las becas, solución con alto índice de riesgo y denunciada por malnutrición, favoreciendo sospechosamente a grandes empresas en detrimento de las pequeñas es lo que ha caracterizado la pésima gestión de los servicios de comedor de la Comunidad de Madrid.