Por Proyecto ICI
El 21 de mayo se celebra el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo. Como cada año, este día es una buena oportunidad para visibilizar y poner en valor la riqueza de la diversidad cultural en el desarrollo de sociedades más inclusivas y el papel del Proyecto ICI (Intervención Comunitaria Intercultural) en el fomento de la cohesión social y la construcción de comunidades más integradoras. Para ello, hemos querido dedicar una mirada a una comunidad que vive en Cañada Real.
Aquí viven 17 culturas y etnias diferentes. Se podría pensar en una metafórica Torre de Babel donde vecinos y vecinas de tan diversos orígenes no se pueden entender ni tienen interés en hacerlo… La realidad es bien distinta.
Pasar de la coexistencia, de la mera aceptación del otro, sin más conocimiento ni interés por su cultura a una simbiosis intercultural, donde hay intercambio y acercamiento, cuesta esfuerzo vencer miedos. Miedo al desconocido, al diferente.
Hay pasos que se tienen que dar y, si el entorno lo acompaña, este camino se construye entre todos y todas de forma más fácil. También en Cañada hay más de 80 profesionales de diferentes entidades, asociaciones, fundaciones y administraciones que bien han tenido que aceptarse en sus diferencias y empezar a construir juntos y juntas, acompañando en su recorrido a la ciudadanía diversa en su proceso comunitario para mejorar una realidad compleja.
Han pasado algunos años desde que se comparten fiestas y momentos difíciles, desde que las diferentes culturas han empezado a enseñar, al principio con timidez y más tarde con orgullo, su herencia, su valor cultural, que regalan y añaden a la comunidad. El Ramadán, las Pascuas Católicas y Ortodoxas, el Día Internacional del Pueblo Gitano, la Romería, la Fiesta del Cordero, el simbólico Martisor balcánico… Todas estas celebraciones o conmemoraciones se han asumido por todo el territorio y han sido momentos compartidos, de fusión, donde, cada vez, se ha aprendido algo más, uno sobre el otro. Los niños y las niñas también han participado de este aprendizaje común en sus campamentos y escuelas de verano compartidas donde se olvidaban de las diferencias o desigualdades y gozaban de las mismas oportunidades de aprender, jugar y celebrar juntos y juntas.
Una comunidad fortalecida en la crisis sanitaria
La situación de emergencia, surgida de repente en medio de una pacífica armonía, ha empujado a la comunidad a dar un paso más en su proceso de fortalecimiento. Vecinos y vecinas de los diferentes grupos y sectores se han visto enfrentados al mismo reto: salir adelante en la crisis sanitaria. La comunidad se ha organizado y se ha apoyado sin hacer diferencias entre unos y otros. La cesta de alimentos, cuando no llegaba a tiempo a todo el mundo que lo necesitaba, se compartía, no importaba si eras español, marroquí, rumano, gitano o portugués. Un papel importante lo han tenido las asociaciones vecinales y culturales del barrio. La información se compartía con velocidad y en varios idiomas para que toda la comunidad pudiera entender cuanto antes cuáles eran las recomendaciones que había que seguir para salir adelante.
Estos gestos de generosidad, de ayuda mutua, han hecho que una situación crítica pueda dar lugar a una oportunidad única, de avanzar juntos y juntas, con respeto y cariño, cuidándose los unos a los otros, sin importar la diferencia, creando lazos de confianza y pertenencia al barrio.
La crisis seguramente va a marcar un antes y un después en las relaciones entre las personas y Cañada seguramente va a salir reforzada, por lo menos desde este punto de vista. Habrá posiblemente que reforzar muchas otras partes, que son más bien de otras índoles y que no dependen tanto de la ciudadanía…
Entender y aceptar el valor del contraste, de la diferencia, hace que una comunidad sea más dinámica, inclusiva y, finalmente, más armónica.
El Proyecto ICI está impulsado por la Obra Social La Caixa y gestionado por Accem y FSG (Fundación Secretariado Gitano).