Por Isa Mendi
La Avenida de Peña Prieta perdió a mediados de junio uno de los pocos tradicionales negocios de barrio que le quedaban, abierto en los años 50 por una familia de emigrantes segovianos. La jubilación del dueño de Pastelería Kayto, Carlos Benito, propició que esta actividad echara el cierre de forma definitiva a la espera de que nuevas manos puedan amasar en su obrador sus famosos roscones de Reyes, panes y pasteles. Sus vecinos y clientes le ofrecieron un pequeño e íntimo homenaje, bajo el lema ‘gracias por endulzar la vida del barrio’, organizado por la Asociación Vecinal Doña Carlota Numancia “para agradecerles su trabajo en estos casi 70 años de pasteleros”, explican desde el colectivo vecinal. “Cerró y la pena es que puede perderse la pastelería si alguien se queda con el local sólo, que está en venta, pero con toda la maquinaria dentro”, añaden estos residentes.
Vallecas VA ha tenido la oportunidad de conversar con Carlos Benito, que cuenta que este nombre tan especial y diferente se debe a la expresión que él mismo utilizaba cuando era pequeño para llamar a su hermano Ricardo, “Kayto”. “Este nombre es posterior. La pastelería que abrieron mis padres que eran de Segovia con mucho esfuerzo y horas de trabajo para conseguir este local, se empezó a llamar la Segoviana en 1955. Con el paso del tiempo, una vez que hicieron obras de reforma y cuando se estabilizaron en los años 70, se le cambió el nombre por uno más moderno en teoría”, recuerda.
Benito reconoce que le da cierta tristeza poner fin al proyecto que emprendieron sus padres. “Es un comercio menos en el barrio, que le dé vida y nos da mucha pena. No sé lo que va a ser este local y espero que no una franquicia, que genera puestos de trabajo precario, no como un comercio familiar. A ver si alguien pudiera seguir y lo cogiera para lo mismo de lo que estamos. Haremos todo lo posible para que siga el mismo tipo de comercio: pastelería y panadería, porque lo fabricábamos todo”, añade.
Atentado de ETA e inundaciones
La Segoviana, primero, y Kayto, después, han sido testigo de la historia de este barrio de Puente de Vallecas durante los últimos 67 años. “Han pasado tantas cosas… Desde el atentado de ETA (el 11 de diciembre de 1995) que nos destrozó el escaparate hasta las inundaciones que sufrimos en carne propia en los años 60-70, con barcas de El Retiro navegando por una Peña Prieta inundada. Estoy contentísimo de la respuesta del barrio y del trato tan cercano, porque creas unos vínculos muy cercanos a la familia. Lo más grande fue la despedida que nos hizo la asociación que se me ha quedado clavada, porque no me esperaba nada. Es muy importante la labor incomprendida y no valorada que hacen sin ningún recurso”, explica Benito.
“Ahora cierra un negocio y abren otro, pero cierran rápido y no llegan a conectar con el barrio, ya que no están el tiempo suficiente. Se ha ido perdiendo esa esencia de barrio. No voy a decir que el barrio esté peor, pero la esencia de los comercios de siempre sí se ha perdido. Peña Prieta es mi calle preferida y es una pena que los establecimientos cierren y no se estabilicen en el tiempo.”, concluye el último dueño de Kayto.