OPINIÓN.
El Servicio de Urgencias es una de las zonas más conflictivas de un hospital. Tiene unas características peculiares como la necesidad de una inmediatez en la valoración del paciente y una atención sanitaria rápida y eficaz.
Estas características dan a este Servicio la propiedad de escaparate de cara a la sociedad, y por consiguiente, una valoración continua de su funcionamiento por parte de los pacientes y de sus familiares: tiempo de espera, calidad de la atención recibida, ubicación en el área de Urgencias, resolución de sus problemas, tiempo de espera para ser ingresado, etcétera.
Los profesionales que atienden a las personas que acuden a Urgencias suelen estar entrenados y a veces especializados en esta clase de situaciones, y en ocasiones, como cuando coinciden varios pacientes complejos en el Servicio, deben soportar una sobrecarga de trabajo importante.
Y año tras año, durante el periodo invernal, o coincidiendo con el tradicional e inaceptable cierre de camas durante el verano, se asiste a la increíble pero cierta falta de previsión ante este esperable aumento del número de casos en Urgencias, y por tanto de sobrecarga de trabajo del personal sanitario y no sanitario. No se trata de una catástrofe natural o de un atentado terrorista, o de algo fuera de lo común, que pueda coger a las direcciones de los hospitales por sorpresa. Es lo mismo de todos los años. A esto, además, hay que añadir la situación de Atención Primaria, con una escasez de personal sanitario aún más importante durante los periodos vacacionales que imposibilita la capacidad de atender con suficiente tiempo y personal a las vecinas y vecinos que acuden a los distintos centros de salud.
En efecto, con una cadencia insoportable, las redes se inundan de noticias de colapso de estas u otras Urgencias; de falta de personal para una asistencia correcta; de falta de recursos materiales, a veces los más esenciales; de insoportables tiempos de espera para que las personas sean atendidas, informadas o ingresadas, esperando en lugares impresentables, sin ninguna intimidad, cuando no se derrumba algún techo o se inunda alguna sala contigua.
Se han perdido miles de puestos de trabajo en la sanidad pública, y en Urgencias se pone aún más de manifiesto. La sensación de impotencia de los profesionales de estos servicios al no poder ofrecer al paciente una asistencia de mejor calidad les lleva a situaciones de estrés inaceptables. No pueden hacer más, sino procurar, con los medios que poseen, hacerlo lo mejor posible en beneficio del paciente que se tiene delante. La profesionalidad del personal sanitario y no sanitario salva día a día una situación insostenible y denunciable.
La política de recortes del Gobierno de la Comunidad de Madrid, con la Sra. Cifuentes a la cabeza, es la responsable de esta situación actual y de que se repita en el tiempo. Es la responsable de que la ciudadanía se harte de no ser atendida como se merece, y de que se produzcan situaciones indeseables como las recientes agresiones a profesionales sanitarios. Es la responsable de unos presupuestos insuficientes que priman a la sanidad privada frente a la pública. Es la responsable de que aquello de lo que presumen, la humanización de la asistencia sanitaria, por ejemplo, se derrumbe ante la visión de cualquier sala de Urgencias.
Todas y todos, profesionales y pacientes, debemos tomar este problema como nuestro y reclamar que se completen las plantillas de profesionales de la sanidad y que exista un número de camas suficiente en los distintos centros hospitalarios. De ello, y de la inversión necesaria en sanidad pública, en Atención Primaria y Especializada, depende nuestra propia salud y la de nuestras familias. Es necesario que todas aquellas deficiencias y problemas que observemos o suframos las encaucemos de forma adecuada (Atención al Paciente), sin dudas, sin temores, para que no sea algo excepcional. Las estadísticas, a las que los Gobiernos neoliberales como el de la Sra. Cifuentes dan tanta importancia, deben reflejar el descontento y el malestar de la ciudadanía, que exige que la sanidad que defiende, la pública, deje de estar continuamente maltratada y degradada.
Movimiento Asambleario de Trabajadores/as de la Sanidad.
Plataforma Centros de Salud
Asociación de Médicos Especialistas