Ahora que estamos de aniversario, quisiera recordar otro mes de mayo, el del ‘68, que fue más allá de ese mes, año y de la ciudad de donde se acuñó el término, París, pues a tal fecha mítica se asocian una serie de acontecimientos en otras ciudades y partes del mundo como Praga, Ciudad de México o Vietnam, por señalar las ciudades más emblemáticas relacionadas con dicha fecha, si bien se manifestaron en años y meses diferentes.
¿Y qué consiguió Mayo del 68? Pues nada tangible a corto plazo, y mucho menos en España, donde todavía soportábamos una dictadura declarada, pero que comenzaba su declive lentamente por el empuje de unos movimientos sociales que iban surgiendo y reclamando sus derechos en las calles y centros de trabajo. Así y todo, más de 30 años después se habla de un espíritu “sesentayochista”, y resulta que las personas más insospechadas y pretenciosas de la geografía hispana estuvieron allá; en París, claro. Su fantasiosa imaginación no les lleva a Praga, ni a la plaza Tlatelolco, ni mucho menos a la ofensiva del Tet.
No obstante, en este país, más que el “espíritu del ‘68”, nos ha poseído el fantasma de la Transición, que más que marcarnos nos ha determinado. De hecho ya se habla sin tapujos del “régimen del ‘78”, el del consenso, la generosidad, el de la “libertad sin ira” y demás eslóganes gastados. O, como se ha expresado más recientemente, el de la “Cultura de la Transición” (CT).
Todo esto lo traigo a colación porque ahora que se cumplen tres años del 15M, esta fecha continúa siendo reivindicada por muchas personas y organizaciones que ni de lejos comparten sus fines y mucho menos sus medios. Y tratan de convertirlo en un “espíritu”, una ilusión inspiradora, sobre todo ahora que hay elecciones a la vista, o sencillamente en un acontecimiento pasajero y lejano digno de ser recordado, pero se olvidan o tratan de ocultarnos lo fundamental, y es que el movimiento 15M sigue estando vivo, no se trata de un fantasma, pues tomó cuerpo en sus asambleas y grupos de trabajo.
Y ya que estamos de hablando de efemérides, quisiera recordar que este movimiento no nació espontáneamente el 15 de mayo de 2011. Ésa fue la fecha de una manifestación convocada por internet que pretendía y consiguió ser masiva. Pero las imágenes que todos rememoramos de entonces, la acampada masiva en las principales plazas del país, no tuvieron lugar aquel domingo, sino tres días más tarde, en respuesta al desalojo de unas cuantas personas que acamparon, y que supuso la permanencia del campamento, convertido en ágora ciudadana durante tres semanas en la Puerta del Sol de Madrid y otras capitales, antes de que se descentralizase a otros barrios y localidades.
Con el abandono de la acampada no terminó el movimiento 15M, como vienen insistiendo los medios del “Régimen del ‘78”, sino todo lo contrario, puesto que no solo se trasladó a otros barrios y pueblos: también enriquecería a otros movimientos como la PAH o tomaría cuerpo ese “espíritu” en el nacimiento y extensión de las Mareas a consecuencia del marasmo de organizaciones tradicionales (exacto, hablo de sindicatos y partidos políticos).
Dicho todo lo anterior, por si había dudas, insisto: el 15M es un movimiento y no un “espíritu”, o no solo, pues también supone una nueva forma de pensar y actuar que lentamente va calando en los modos de hacer política en este país. Ello está confirmado por el miedo de los gestores de este régimen, expresado en el aumento de la represión, ya sea en forma de policías apaleando, de políticos aprobando recortes y restringiendo derechos o de medios criminalizando la protesta, restándole importancia u obviándola.
En estos tres años transcurridos, que nos parecen siglos por los recortes de derechos de un sistema caduco, el 15M es un movimiento que no ha muerto sino en los medios de incomunicación; y no necesita de intérpretes, pues habla por sí mismo. Y quizá no sea tan masivo como en las acampadas o las manifestaciones de hace dos o tres años, pero no hay más que mirar las paredes, las plazas y los medios alternativos para darse cuenta de que la semilla que se plantó en la Puerta del Sol el 15 de mayo de 2011 ha florecido en diferentes movimientos, no solo en Madrid, sino en todo el país.
Heithor Beira,
activista 15M Puente de Vallekas