Escribe: Raquel Guzmán (Psicóloga infantil y juvenil).
Las noticias no son muy halagüeñas, evidentemente, estamos viviendo tiempos desfavorables, pero existe una clave fundamental para sobrellevar esta incertidumbre: la actitud positiva.
Pero, ¿qué es la actitud? Según la RAE, es la «disposición de un ánimo que se manifiesta de algún modo». Se trata de un estado de predisposición mental que se gestiona desde la experiencia y tiene una influencia activa en el comportamiento y las reacciones de cada persona.
Todos tenemos referentes en nuestra vida, que han sabido mantener una actitud positiva ante cualquier problema que se les presente. De hecho, es de este tipo de personas de las que nos gusta rodearnos y aprender. Gente alegre que sabe ver el lado positivo a cada situación, que difícilmente se deja llevar por la tristeza o la desesperación. Pero en ocasiones, las circunstancias nos arrastran y no es fácil mantener ese positivismo. Requiere trabajo, esfuerzo, valentía, voluntad de seguir adelante con la mente abierta y la mejor predisposición posible para adaptarnos a las complicaciones de la vida.
Existen investigaciones científicas que avalan la teoría de que la actitud influye en la autoestima, en el estado físico, en nuestras defensas y, por supuesto, en el posible desarrollo de las llamadas «enfermedades psicosomáticas» (aquellas derivadas de un desequilibrio emocional: psoriasis, migrañas, tensiones musculares, etc.).
Si observamos que somos incapaces de ver el lado bueno de las cosas, nos cuesta sonreír y emprender cada día con una pequeña dosis de optimismo, quizá sea el momento de consultar a un especialista, porque estas actitudes negativas, podrían desembocar en una depresión.
Es verdaderamente importante que “practiquemos” la actitud positiva, de voluntad y esfuerzo, para poder vivir plenamente cada reto al que tengamos que hacer frente. No podemos rendirnos antes de comenzar una tarea, por difícil que parezca, y para ello es fundamental una buena actitud. Hoy más que nunca necesitamos ir por la vida con un pensamiento positivo, creyendo en nosotros mismos y en nuestras posibilidades. En definitiva, sabiendo que nada es imposible.
Completamente de acuerdo, la actitud positiva no solo es una medicina excelente para situaciones difíciles, es también un impulso capaz de atraer mejoras en el entorno aportando una sentido práctico a la vida. Gracias por el artículo