De nuevo, un mes de diciembre, un final de año por delante. Buen momento para hacer una valoración de lo hecho. Centrémosla en lo mejor que uno ha realizado y en el par de cosas que necesita cambiar y que están al alcance.
Compartamos en estas fiestas con nuestra gente más cercana, más querida, esa necesidad y ese deseo de cambiar. Hagamos piña, comuniquémonos. Necesitamos apoyarnos entre nosotros y hacernos fuertes internamente ante los momentos que estamos viviendo por la creciente incertidumbre en el futuro y por la falta de referencias y desestabilización del presente.
Demos un paso más. Hagamos un pequeño esfuerzo. Atrevámonos a lanzar proyectos a largo plazo. Eso es lo que nos va a dar dirección, fuerza y alegría para nuestro día a día. Eso es lo que necesitamos nosotros y lo que necesita este mundo.
La III Marcha Mundial por la Paz y la Noviolencia a la que se ha adherido este periódico puede ser una muy buena referencia. Se realiza cada cinco años. La próxima comenzará el 2 de octubre del 2029 y terminará en los primeros días de enero del 2030. ¿Por qué no comprometerse con esas nobles causas? ¿Por qué no ir concretando, definiendo el tema, el campo, en el que uno quiera hacer su aporte a este mundo? Tal vez será en la educación, en la cultura, en la convivencia, en lo social, en la salud, en lo deportivo, en lo artístico, en lo empresarial … Será de mucho interés responderse a qué es lo que realmente le brota a uno, lo que de verdad mueve sus mejores sentimientos y sus deseos más elevados. Será necesario ir comprendiendo el momento crucial que estamos viviendo a nivel mundial y personal y tomar la firme decisión de transformar, mejorar nuestra vida, la de nuestra gente y la de este mundo.
Hoy más que nunca, el futuro a corto y medio plazo, a unos pocos años, va a depender de lo que los pueblos y los individuos vayamos decidiendo y, sobre todo, construyendo.
Y hoy más que nunca, las referencias para todo ello cada uno las habrá de buscar en su interior, en su profundidad.