Por Ignacio Marín (@ij_marin)
Es inquietante. Día a día, observamos con preocupación cómo la desinformación y el avance del odio en el debate público están ganando terreno en nuestra sociedad. Estos fenómenos, peligrosos por sí mismos, se potencian mutuamente, creando un ambiente tóxico que amenaza la cohesión social y la democracia.
Un ejemplo alarmante de esta tendencia se ha manifestado en la reciente Feria del Libro de Vallecas, donde el ayuntamiento y la junta del distrito permitieron la inclusión de actividades dirigidas por negacionistas que promueven teorías conspiranoicas.
La presencia de estos individuos en un evento cultural tan significativo no es solo una afrenta a la integridad intelectual de la feria, sino que representa un peligro real para la percepción pública de la verdad. Los negacionistas y los promotores de teorías conspiranoicas no solo distorsionan hechos históricos y científicos, sino que también siembran la desconfianza y el odio entre la población. En lugar de fomentar el pensamiento crítico y el diálogo informado, estas actividades trivializan la búsqueda de la verdad y promueven narrativas falsas que pueden tener consecuencias nefastas.
El avance del odio de la extrema derecha es un fenómeno que va de la mano con la desinformación. Los grupos extremistas se alimentan del miedo y de la ignorancia, utilizando la desinformación para promover agendas de odio y exclusión. Otro ejemplo ha sido la visita del presidente argentino Javier Milei a nuestro país, con el único objetivo de derrochar rencor y enfrentarnos en un acto creado a tal fin por Vox.
Es fundamental que la sociedad en su conjunto tome conciencia de estos peligros y actúe en consecuencia. Los ciudadanos deben desarrollar un sentido crítico robusto y estar atentos a las fuentes de información que consumen. Las instituciones, por su parte, tienen la responsabilidad de salvaguardar los espacios públicos y culturales de la influencia perniciosa de la desinformación y del odio. No se trata de censura, sino de proteger el bien común y garantizar que el debate público se base en hechos verificables y en el respeto mutuo.
Eventos como la Feria del Libro de Vallecas nos recuerdan la importancia de estar vigilantes y de no permitir que narrativas falsas y peligrosas se infiltren en nuestras instituciones culturales y educativas. Solo a través de un compromiso colectivo con la verdad y el respeto, podremos construir una sociedad más justa y cohesionada. Es necesario que mantengamos nuestra atención en quienes realmente nos roban y nos engañan, y no nos dejemos desviar por mentiras que solo buscan dividirnos. Mañana podríamos arrepentirnos de no haberlo hecho.
Los grupos extremistas se alimentan del miedo y de la ignorancia, utilizando la desinformación para promover agendas de odio y exclusión