Son demasiadas las situaciones de violencia que permanentemente estamos viendo y viviendo y con las que nos están bombardeando los medios de comunicación masivos y tradicionales. Es una creciente locura de violencia por todos lados.
Nos urge a cada uno de nosotros y a la sociedad en su conjunto actuar decididamente en sentido contrario al de la violencia. O uno y las sociedades nos ponemos en marcha con acciones decididas, sentidas, permanentes y ejemplarizantes, que nos salgan del fondo de nuestra dolorida y sobrecogida alma, o esta situación no tiene ninguna salida, por muchas leyes, planes educativos, campañas de sensibilización, etc… que se propongan y se realicen.
Son imprescindibles, pero no suficientes, los pequeños y sentidos actos conjuntos, de los que hablamos en estas páginas, como el encuentro de acompañamiento a los familiares y vecinos de la mujer asesinada en la calle de Colonia Erillas con decenas de residentes frente a la Junta Municipal o el acto de repulsa hacia los asesinatos del ejército israelí que convocaron desde las asociaciones de familias de varios colegios de Puente de Vallecas frente al Centro Comercial Madrid Sur.
Esa paz y ese cese de la violencia que queremos en el mundo los hemos de ir creando en nosotros mismos y en nuestro pequeño mundo, con quienes nos relacionamos día a día. Es la única manera. Pero el momento actual del mundo es de suma urgencia. Este mundo y este ser humano en todo el planeta se encuentran en la encrucijada: paz y no violencia creciente o destrucción y violencia enloquecida creciente. La respuesta está en nuestras manos, no en la de los gobernantes, ni en la ONU, ni en las autoridades religiosas. Somos los seres humanos comunes y corrientes quienes podemos encarrilar este mundo en la dirección de la paz y la noviolencia.
Asumamos el reto de haberlo encarrilado en 20 años. Si así fuese, hoy y no mañana, hemos de tomar la profunda decisión personal de hacer de esta causa, o de reforzarla, el centro de nuestras vidas. Aprovechemos estas próximas fechas de fuerte sentimiento de hermandad para reflexionarlo y no dejarlo pasar.