Por Christian R. Bachiller
El Rayo Vallecano volvía a la competición fetiche de su técnico, Andoni Iraola. El rival en cuestión, un primera catalán. O lo que es lo mismo, un equipo de la sexta categoría del fútbol español. La última vez que se enfrentaron ambos conjuntos fue hace 34 años, durante la temporada 88-89, en Segunda División. Precisamente en esa misma campaña, el Rayo conseguiría un gran ascenso y el Mollerussa no volvería a disfrutar más de esa categoría. Más de tres décadas después, catalanes y madrileños se enfrentaron de nuevo, esta vez, en la Copa del Rey.
El partido comenzó siendo un tanto trabado para los franjirrojos. Los locales estaban cómodos y practicando un buen fútbol en su campo de césped artificial y ante cerca de 4.000 aficionados. Tras el primer cuarto de hora del encuentro, los de Iraola comenzaron a ser dueños de la posesión, pero los ataques finalizaban sin excesivo peligro.
El encargado de romper el resultado inicial (y casi las mallas de la portería defendida por el meta Puiggròs), sería el mismo protagonista que el que a punto estuvo de dar al Rayo Vallecano su primera final la temporada pasada en el Benito Villamarín: Bebé.
El internacional caboverdiano mandó a la mismísima escuadra un trallazo de libre directo que seguro a muchos rayistas le devolvió la mente a la semifinal contra el Betis. Pero el Mollerussa no se vino abajo y consiguió empatar de nuevo el choque antes del descanso. Nico remataba de cabeza dentro del área un buen centro de Soldevila, pegado al palo derecho de la portería de Diego López.
Tras el descanso, el Rayo le metió al partido la marcha que necesitaba. El debutante Diego Méndez se sacó un gran recurso con el exterior de su pie derecho desde la frontal del área y el balón entraba rozando el palo de Eric Puiggròs. De nuevo, los vallecanos por delante e Iraola tomaba aliento. El mismo que añadió sobre el terreno de juego al introducir a jugadores más habituales como Comesaña, Trejo, Isi y Álvaro García.
De las botas del Chocota iba a nacer el gol que sentenciaría la eliminatoria. El argentino le devolvió una gran pared a Sergio Camello para que el delantero se adentrase en el área y volviera a batir por tercera vez en la mañana de ayer a Puiggròs, esta vez con un tiro raso y cruzado.
Pudo haber algún gol más por parte de los dos equipos, pero los acercamientos no dejaban de ser un tanto tímidos y los jugadores se mostraban poco contundentes a la hora de finalizar.
Partido de cierta dificultad para el Rayo, pero regresa a Vallecas con los deberes hechos y esperando conocer quién será el próximo rival copero. La segunda ronda de esta competición tendrá lugar el día 21 de diciembre, con el Mundial de Qatar ya comenzado.