Por Concha Morales
(A Juan Francisco Morales, poeta)
«El Amor, empapado con lágrimas de nieve»
Lo dijo el poeta,
Federico se llamará siempre,
y yo no soy quién para negarlo.
Lo sabe el arroyo que un día
sintió tus pisadas en la primavera,
lo sabe el banco que junto a tu puerta
se ha quedado huérfano de ti;
lo saben los copos de nieve
que han tardado una vida en esperarte;
lo sabe el ascensor, la luz de tu escalera,
la cancela y el portal enmudecido
que ya no te darán las buenas noches.
El poeta no mintió cuando sus versos
dieron a conocer al mundo la noticia:
“para siempre” y ya no hay vuelta atrás,
aunque los chopos se empeñen en negarlo,
aunque el Paseo de Coches del Retiro
aguarde tus pisadas y tus versos,
sonrisa de once labios dibujada
en el bronce de tu piel.
Para siempre y ya no hay vuelta atrás
porque las luces de tu dormitorio
ya no juegan con tu risa al escondite.