Por Concha Morales
El poeta descubre la mañana
junto a los bulevares
y solo distingue nubarrones
a través del microscopio;
partículas diminutas
ataviadas con nebulosas incoloras.
Mujeres burbuja, hombres burbuja,
niñas y niños burbuja
atrapados en el tiempo sin espacio.
El poeta se asombra en la mañana
de que amanezca y las mujeres canten,
de que los hombres canten,
de que las niñas y niños canten
con una sola voz apasionada.
El poeta quisiera ser poeta,
convertir las horas en versos,
en mujeres verso, en hombres verso,
en niñas y niños verso.
El poeta ofrece su secreto,
ramillete de palabras renovadas,
en la tarde de los libros recién paridos
a la sombra de un anochecer de julio.
Mujeres libro, hombres libro,
niñas y niños libro
que guían, entre los bulevares,
los pasos firmes de los versos imposibles.