600 años del pueblo gitano en España, a veces madre, siempre madrastra

La bandera del pueblo gitano representa el cielo, el campo y la libertad de movimiento

Por Federación Red Artemisa

2025 ha sido declarado por el Gobierno como el Año del Pueblo Gitano. Desde su salida del Punyab hace 1.000 años y su éxodo por distintos países, el 12 de enero de 1425 llegaron a la península ibérica. Desde entonces ha formado parte fundamental del tejido social, cultural y económico de España. Sin embargo, su historia ha estado marcada por la discriminación y la exclusión. En 1978, la comunidad gitana fue reconocida como ciudadanía de pleno derecho en la Constitución Española. Su reconocimiento legal supuso un avance en la garantía formal de sus derechos, pero, en la práctica, persisten barreras estructurales que dificultan la plena igualdad.

Estas desigualdades impactan directamente en su salud, generando peores indicadores respecto a la población general.

Los determinantes sociales de la salud son factores económicos, sociales y ambientales que influyen en el bienestar de las personas y tienen un impacto en los resultados de salud: educación (menor nivel educativo limita el acceso a información y empleo en mejores condiciones, repercutiendo en la calidad de vida); empleo y situación económica (precariedad laboral y desempleo contribuyen a mayor nivel de estrés, problemas de salud mental dificultan una alimentación saludable); condiciones de vivienda (muchas familias residen en entornos precarios, aumentando el riesgo de enfermedades infecciosas, problemas respiratorios y accidentes); acceso a servicios de salud (la desconfianza en el sistema, sumada a experiencias previas de discriminación, puede generar reticencias para acudir a los servicios de salud); antigitanismo (prejuicios, estereotipos y prácticas discriminatorias que marginan a la comunidad gitana e inciden directa y transversalmente en los determinantes).

Las encuestas nacionales de salud a población gitana concluyen estas desigualdades en: esperanza de vida de las personas gitanas menor en comparación con la media nacional, mayor incidencia de enfermedades crónicas (como diabetes y afecciones cardiovasculares), indicadores de salud mental que revelan mayor prevalencia de ansiedad y depresión, en parte, debido a la situación de exclusión social.

Mediación intercultural
La mediación ha demostrado ser una estrategia efectiva para mejorar la atención en salud de la comunidad gitana. Los y las profesionales de mediación intercultural en salud, generalmente de la propia comunidad, actúan de puente entre profesionales sanitarios y población gitana, facilitando la comunicación y reduciendo barreras culturales y de desconfianza. Además, contribuye a reducir las desigualdades en salud y a promover el empoderamiento de la comunidad gitana, en la participación y toma de decisiones sobre su bienestar. Es clave seguir implementando estrategias como la mediación sanitaria y promover políticas públicas que aborden los determinantes sociales de la salud, garantizando una equidad real en el acceso a derechos y oportunidades de la comunidad gitana.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.