ROBERTO BLANCO TOMÁS.
La Batalla Naval es uno de los iconos del barrio más reconocibles fuera del mismo. Organizada por la Cofradía Marinera de Vallekas, reúne anualmente el último domingo de las Fiestas del Carmen a miles de personas para, durante unas horas, calarse hasta las cejas y reivindicar la utopía reclamando “¡Vallekas puerto de mar!”. Para conocer mejor esta fiesta y el colectivo que la organiza nos hemos reunido con algunos de los cofrades (Miguel Ángel, Elvira, Miguel, Manuel y Jesús), quienes nos han explicado encantados lo que mola “sentirse niños y niñas de nuevo por un día”.
Julio de 1981, 40 grados a la sombra. Un grupo de jóvenes que participaban en las Fiestas del Carmen empiezan a empaparse mutuamente con las bocas de riego del bulevar. “Hacía calor, empezamos a mojarnos, empezamos a reírnos…”, explica Miguel Ángel, y de este baño improvisado surgió la reivindicación del “puerto de mar para Vallekas”. Al año siguiente deciden repetir la fiesta celebrando “la inauguración de ese imaginario y deseado puerto de mar, a la que acudimos más de 3.000 vallecanos y vallecanas. Fue la primera Batalla Naval, organizada por los colectivos, apoyada por la Junta Municipal”, rememoran en la web de la Cofradía.
Aquello molaba, y deciden hacerlo todos los años. “Cada vez venía más gente —sigue Miguel Ángel—, y aquello se empezó un poco a descontrolar: se iban utilizando más calles, la gente salía a la Albufera, a Monte Igueldo, mojaba a gente que iba paseando y no le apetecía…”. Continúa Elvira: “imagínate, se mojaba a una novia, o se metían en el metro y empapaban a las taquilleras, o entraban al cine Venecia y a los que estaban viendo la película les echaban un cubazo de agua encima… Claro, aquello ya era más bien gamberrismo…”. La releva Miguel Ángel: “y se va liando más la cosa: empezaron a venir los antidisturbios con las porras, y nosotros les mojábamos con cubos de agua. Ellos lo del agua se lo tomaban muy mal, nos daban unos porrazos que no veas, pero se iban empapados totalmente [risas]… Y como aquí estábamos acostumbrados a manis duras, con aquello hasta nos reíamos un poco, pero lo cierto es que fueron unos años duros para la batalla”.
Nace la Cofradía
Y es que al ayuntamiento del Partido Popular no le gustaba una celebración tan espontánea, que sufre en esta época “prohibiciones, trabas y difamaciones”. En cualquier caso, para que la situación no se descontrole, se da un paso importante hacia la Batalla Naval que hoy conocemos, y en verano de 2000 “36 organizaciones y colectivos del barrio nos hacemos cargo de la organización de la fiesta, creando la Cofradía Marinera de Vallecas: nos reunimos a cenar 120 personas y decidimos constituirnos como asociación sociocultural, con los objetivos de fomentar y potenciar diversas actividades y fiestas del barrio, pero sobre todo organizar de forma eficaz la Batalla Naval”, leemos en la web. Elvira amplía la información: “Claro, teníamos que tener una interlocución directa con la Junta, porque ellos nos lo pedían. ‘Si aquí pasa algo, ¿a quién reclamamos?’, argumentaban. Nosotros éramos grupos de personas que nos juntábamos y, sobre la marcha, decidíamos cada año cómo hacíamos la Batalla, pero no había nadie que se sentara con el Ayuntamiento para pedir permisos y expresar necesidades, y ellos nos pedían a nosotros que controlásemos a la gente y no molestáramos a quienes no quisieran participar”.
“Evidentemente, desde la creación de la Cofradía se ha notado un montón el cambio, y esto ha ido a más. Ahora la Batalla Naval es una fiesta a la que vienen 15.000 personas, y no hay problemas, ni peleas ni broncas; al contrario, es una fiesta multicultural, un día en el que desaparecen las razas y las nacionalidades. Todo el mundo se moja, y se ha convertido en una fiesta organizada pero libre… Y ya ves tú, somos 30 los que estamos organizando a 15.000 personas”, sonríe Miguel Ángel. Y es que la Cofradía tiene alrededor de un centenar de socios, pero “activos”, que acudan regularmente a las reuniones, no superan la treintena, aunque eso sí: el día de la Batalla suelen recibir bastantes refuerzos.
Causas y premios
Sabido es que la Batalla Naval combina lo lúdico con lo reivindicativo, y en ese sentido la creación de la Cofradía también vino a sistematizar esta cuestión, eligiendo cada año una causa social de actualidad y ligándola a la celebración. Por ejemplo la defensa de lo público, contra los rescates, contra la represión, por Alfon Libertad, por un mundo sin machismo o por el derecho de asilo. Este año, la causa elegida ha sido la derogación de la Ley Mordaza, y la Cofradía la ha escogido por lo contrario de lo habitual: parece que está perdiendo actualidad y consideran que es una lucha importantísima, así que Vallecas se ha mojado este año para que no “pase de moda”.
Otro elemento introducido después y que hoy es ya parte inseparable del evento es el Premio a la Utopía, que este año ha cumplido su decimotercera edición, y que conceden “a aquella persona o colectivo que ha destacado durante el año por su labor utópica y reivindicativa”, generalmente en Vallecas, pero no siempre. Hasta la fecha han entregado premios a Javier Corcuera, a la Plataforma Cultura Contra la Guerra, al Foro por la Memoria Histórica, a Enrique de Castro, al Colectivo Kontracorriente, a la Escuela de Charangas de Vallecas, a la Plataforma por la Escuela Pública, a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, a Madres Contra la Represión, a Ska-P, a la Red de Solidaridad Popular de Puente de Vallecas, a la Coordinadora Infantil y Juvenil de Vallecas, y este año a la Asociación La Kalle. Los premiados reciben una escultura que Miguel se encarga de realizar.
Recapitulando, la Cofradía Marinera se define como “una asociación sociocultural abierta, plural y tolerante, con funcionamiento asambleario, compuesta por personas independientes con distintos tipos de militancias, líneas de pensamiento y estilos de vida. Una organización sin ánimo de lucro, autofinanciada con las cuotas de los socios, la venta de camisetas y el concierto de la fiesta de entrega del Premio a la Utopía. Ponemos nuestro empeño en mantener una asociación fuerte que no dependa de nadie, y que se encargue de mantener viva una de las señas de identidad más importantes de Vallecas”. Su misión más importante (no la única, pues desarrolla una importante acción social en el barrio) es la organización y celebración de la Batalla Naval, que Elvira define como “intergeneracional, intercultural, utópica, reivindicativa, lúdica, alegre y divertida. Si quieres vivir algo inolvidable, tipo los sanfermines o un concierto de rock mítico, es algo así. Por lo menos toda la gente que he traído yo por aquí se ha quedado alucinada de la sensación que ha vivido durante cinco o seis horas que dura esto… Se les queda una sonrisa dibujada en la cara…”. “Yo les diría a quienes no hayan participado que, si se quieren convertir un día en niños y niñas y pasarlo como tales, vengan a la Batalla Naval”, concluye Miguel Ángel.
‘Ser de mar’
El pasado 7 de julio, la Cofradía Marinera de Vallekas presentaba en el mirador del cerro del Tío Pío Ser de mar, un documental sobre el colectivo que organiza cada año la Batalla Naval. Manuel, su director y ahora también cofrade, nos explica que este trabajo “surge porque toda la labor que estaba haciendo la Cofradía necesitaba ser registrada de alguna manera para que el relato permanezca. Yo vengo del mundo de la publicidad, y en el 15M me di cuenta de que había que hacer publicidad de las ideas sin que tuviesen ligazón con ningún partido o fuerza política. Empecé a desarrollar pequeñas piezas de vídeo con ideas positivas, esos trabajos llegaron a sus oídos y un buen día se pusieron en contacto conmigo”.
“Hay que decir —continúa— que yo llevaba doce o trece años viviendo en Vallecas y nunca había podido asistir a la Batalla Naval, con lo que la Cofradía para mí era prácticamente desconocida. Cuando vi su forma de trabajar asamblearia, me autoimpuse un sistema también asambleario de producción, que fue un auténtico experimento. Yo hablaba con compañeros de profesión, y me decían que estaba como una cabra por tener a 30 personas discutiendo y decidiendo, y que no lo iba a sacar adelante en la vida. Pues sí salió, y fue porque la coherencia predomina en esta gente: todos podemos discutir, pero cada paso se daba con la idea de que la inversión no se disparase y que la cosa se mantuviera en unos términos razonables. Ha sido un proceso precioso, y ahí está el resultado… Y lo bueno de ese resultado es que es atemporal, no va a envejecer. Puedes verlo cualquier año que esté por venir y parece que se ha hecho ayer”.
Imágenes: S. Jesús Inastrillas García.