Por Isa Mendi
Decenas de vallecanos y vallecanas se concentraron el pasado lunes 27 de noviembre a las puertas de la Junta Puente de Vallecas, en pleno corazón de la Avenida de la Albufera, para condenar el asesinato de Leticia, vecina del distrito y enfermera del Gregorio Marañón, a manos de su pareja, el mismo día por la mañana, tras la agresión que sufrió precisamente en la tarde del 25-N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
Los asistentes encendieron velas que depositaron en la escalinata de acceso a la sede municipal, guardaron un minuto de silencio en memoria de la víctima y gritaron, posteriormente, de forma unánime lemas del tipo ‘No son muertes, son asesinatos’.
Vallecas VA quiso pulsar, de forma anónima, el sentir de la ciudadanía ante la última muerte propiciada por la violencia machista, una lacra de nuestra sociedad que, desgraciadamente, no termina de desaparecer. A continuación, se reproducen los testimonios de varios vecinos y vecinas, acerca de lo que se podría hacer, a su entender, para reducir el número de muertes de mujeres.
“Tendríamos que preocuparnos más por las vecinas y por los niños. Si ves a una vecina que lo está pasando mal, con la cara triste, siempre habría que preguntar e involucrarse un poco más en lo que le está pasando”.
“Hay que concienciar socialmente de lo que esto supone, de lo que esto es. Cuáles son algunos de sus síntomas y cómo podemos atajarlo. Al final esto es un cambio de mentalidad, es profundo, es una tarea colectiva, social y que también ese es uno de los caminos. (…) Se trata de cambiar el discurso. Siempre se pone el foco sobre nosotras, sobre las mujeres y el foco debe estar en el otro lado. Se trata de que el otro lado cambie y se trata de una tarea profunda”.
“Tengo un hijo de 15 años y veo que le hace falta mucho trabajo, de estar encima de él. La semilla del pensar que la mujer algo habrá hecho, la tiene ahí. Si se la riega otro que no seamos nosotros, con otra conciencia… no sé que puede salir. Aunque me duela, algún comentario así le he oído a mi hijo. Yo, como madre, aunque intente decir, soy su madre, pero tiene que ser de toda la sociedad, empezando por el colegio, por los amigos, la que se mentalice”.
“Hay que erradicar esto en las escuelas, es lo primero”.
“A veces, no mirar hacia otro lado. Quizá debamos ser más firmes cuando oímos que una pareja de vecinos discute. Aunque nos ganemos alguna enemistad, nosotros debemos ser más valientes”.
“Lo primero, sobre todo, nombrarlo, cambiar el lenguaje y tenerlo muy presente. Y lo segundo, es que yo no estoy muy convencida de que dependa de medidas legales y judiciales” .
“Hay que educar a los chavales, cuanto más pequeños mejor, para que, cuando sean mayores, no cometan estas barbaridades. Básicamente educar a los niños y a las niñas”.
“Pedir más medios a las administraciones para luchar contra la violencia machista, educar y, sobre todo, que los hombres cuando vean un gesto machista, se signifiquen. Que se lo digan a otros hombres, que muestren que no es tolerable, no solamente los asesinatos, sino los machismos cotidianos”.
“Hay que poner los pilares, que yo creo que están en la educación. Desde que entran a la escuela infantil, desde los 3 años, esos niños tienen que ser educados en igualdad y en valores. La educación es elemental. Obviamente, un Ministerio de Igualdad es esencial en momentos como este, en el que vemos que asesinan a mujeres hoy, mañana y pasado mañana. Que se sigan haciendo las políticas que se están haciendo hasta ahora de acompañamiento a las víctimas, de ayudas totales, desde que se siente amenazadas, casas de acogida… Creo que todo eso es importantísimo. Para mi como docente, la educación es elemental”.
El estrangulamiento mortal
Antonio P. C., de 42 años de edad, militar de profesión, estranguló mortalmente a su mujer de 37, en presencia de las dos hijas de la pareja, de 2 y 3 años, en una vivienda del número 7 de la calle de Colonia Erillas, en el barrio de Nueva Numancia. Al parecer, el detonante de la agresión fue que su hija mayor se hubiera orinado. Según fuentes policiales, el supuesto asesino, ya en la cárcel, no tenía antecedentes por maltrato ni pesaba sobre él alguna orden de alejamiento. La víctima no le había denunciado, por lo que no tenía o no había contado con órdenes de protección y no se encontraba registrada en el Sistema de Seguimiento Integral de los Casos de Violencia de Género (VioGén).