Por Raúl González
Higinio Díaz-Marta, pintor vallecano de 77 años de edad, expone sus trabajos en Tres Cantos, más concretamente en el Centro Cultural Adolfo Suárez. Su obra es fruto de esa inquietud que ha permanecido intacta a lo largo de los años y que le caracteriza en todos los sentidos. La muestra, denominada ‘Puntillismo Gráfico’, se puede visitar hasta el próximo 30 de enero.
Pregunta: ¿Cuál es el motivo de esta exposición y por qué ahora?
Respuesta: Hay una razón fundamental. Cualquier pintor o al menos, algunos, como es mi caso, deseamos mostrar nuestras pinturas al público siempre y, entre otros, es el propio público el verdadero protagonista de ello y reúne la crítica más concluyente y acertada de la obra que presentas. Eso permite sacar conclusiones para hacerlo mejor. Un buen motivo para continuar exponiendo. En mi caso se trataba de mucho tiempo de espera. La Covid 19 ha sido en parte la culpable, ya que, durante ese periodo de pandemia, no se hicieron exposiciones públicas. Al parecer, ahora era el momento más favorable en el Ayuntamiento de Tres Cantos y volví a la carga. Eso y la buena ayuda de una magnifica grabadora y buena amiga de esa barriada, Rosario Valdivia y creo, también, que la fantasía de mi propia obra, realizada con una técnica creada por mí (puntillismo gráfico), ha llevado a ese Ayuntamiento a preparar la exposición.
P: ¿Qué le ha aportado Vallecas a su trayectoria artística?
R: Vallecas Villa ha sido la barriada en la que viví con mis padres. Donde me hice hombre. La barriada de toda mi vida. Cuando me brindaron hacer una exposición en 2011 en el Centro Cultural Francisco Fatou, era el momento de demostrar mi arte a aquellas personas, vecinos y amigos de siempre. Surgió un pequeño problema y es que me brindaron la oportunidad de realizar, al mismo tiempo, una exposición en el Centro Cultural Lope de Vega del Puente de Vallecas. Tampoco lo dudé. Se extendía mi obra a toda la barriada vallecana, donde también había amigos y gente que conocía de mis años jóvenes. Me replanteé de nuevo esa posibilidad, preparé toda la obra y la repartí en esas dos barriadas, mis barriadas de siempre, las que siempre llevo en mi corazón y quiero y mucho, aunque soy muy madrileño. He nacido en Lavapiés. Creo que me aportó la experiencia de estar más en contacto con el público y sobre todo el conocimiento de que aquello me gustaba.
- “Mi terapia es la pintura y también la literatura. Tengo publicadas siete novelas y, gracias a Dios, me mantengo en forma”
P: ¿Qué valores quiere transmitir con la pintura?
R: Realmente, cuando me inicié en ello, mi pensamiento era llegar a ser un buen pintor, sin mayor trascendencia. De hecho, mi profesión durante más de 40 años ha sido técnica y no parecía encajar con mis deseos artísticos. Con 18 años, tuve algún problema con mis estudios y me planté ante mi padre, diciéndole que quería ser pintor y no quería continuar con mis estudios. Sin discusión (mi padre era muy inteligente), me mandó a ver a un amigo suyo y gran pintor Eduardo Peña, que tenía su estudio en la calle Arenal. Él pensaba que al llevarle los dibujos y pinturas que había realizado en esos momentos, me quitaría las ganas, no de pintar, pero sí de ser de ser pintor. La cosa no salió como esperaba. Eduardo Peña, al ver mis dibujos y pinturas, se sorprendió y mucho, diciéndome que pintaba mejor que él a su edad, claro que yo había aprendido solo, era autodidacta y eso tenía mucha valoración para él. Sin embargo, me convenció para seguir estudiando y que él hablaría con mi padre. Ahora estoy jubilado desde hace 12 años. Tengo 77 años y soy viudo. Mi terapia es la pintura y también la literatura. Tengo publicadas siete novelas y, gracias a Dios, me mantengo en forma. Me gustaría transmitir que el arte permite vivir una vida intensa y muy agradecida y con la edad, además, consigues una estabilidad necesaria, rodeado de amigos y seguidores de ese arte. Indudablemente, el artista tiene un amigo incondicional en el propio arte, que le acompaña toda la vida.
P: ¿El mejor recuerdo y el peor de su carrera artística?
R: Mi mejor recuerdo, indudablemente, fue en 1990. Recibí una carta de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en concreto, el día 26 de enero. José María Azcárate Ristori, académico-conservador de esa prestigiosa institución, me pedía en su escrito: “como artista representativo de nuestro tiempo y con el fin de fomentar el conocimiento de las últimas tendencias artísticas… donar una obra….…su dibujo formará parte de las colecciones de este Museo, asegurándole su adecuada conservación e inclusión en los catálogos…” Y, efectivamente, está adecuadamente conservado e incluido en sus catálogos. Me consta personalmente. Otro momento imborrable, fue el homenaje que me dio la Asociación Española de Pintores y Escultores, con Mención de Honor de esa Asociación, en 2014. Todo lo que me ha pasado como pintor son buenos recuerdos y son muchos. Nunca he tenido un mal recuerdo en mi carrera artística.
P: ¿Un consejo a las futuras generaciones?
R: Creo que no soy el más indicado para dar consejos. En mi intento de decir algo, simplemente que, para ejercer cualquier arte, tienes que estar muy convencido de lo que quieres lograr, ser muy apasionado en su presentación y forma y, sobre todo, dedicarte en cuerpo y alma a lo que haces. Tienes que sentir la necesidad de transmitirlo a los demás. Si eres un artista, ese deseo debe imperar sobre los demás. Todo ello, con una gran dosis de buena técnica (muy difícil en la pintura) y de gran fantasía en la presentación de todo ello.