Vallecas, chavales y chamos

La Batalla Naval de 2025. Foto: Jesús Inastrillas

Por Janeth Solórzano

Escuchar en plena calle la frase cariñosa y bromista: «¡Eh, chaval andas lejos!», respondida por otra frase igual de afectuosa: «¡Epa, chamo que bueno verte!»; se traduce en un colorido resaltador de que, en sitios españoles como Vallecas, la aceptación hacia el venezolano inmigrante, el bueno, el que viene a trabajar, a soñar; y a dejar las lágrimas en el pasado, origina una inmensa paz en el corazón.

Conocí Vallecas durante este verano de 2025. Y fue como ser una adolescente a las puertas del primer amor. ¡Una experiencia realmente deliciosa!

Calificada por sus coterráneos como el «barrio más grande de Europa», la comunidad de Vallecas se me antojó alegre, feliz, inclusiva, galopante.

Gente amable en las calles, en parques, en avenidas. Sonrisas, voces cálidas. Conocí unas fiestas del Carmen repletas de buena vibra, muy bien organizadas y sumamente vistosas. La tradicional Batalla Naval; el precioso trato y respeto que se nos da a los adultos contemporáneos y a los adultos mayores; el lindo trato que también reciben las mascotas en las casas y en las calles; el contagioso orgullo que siente todo el que en Vallecas escucha la letra del himno del equipo Rayo Vallecano; y la tranquilidad que se respira entre las horas del mediodía y las 3 de la tarde (como suele ocurrir en el resto del territorio español).

Todas estas cosas vividas por mí y por mi familia han sido un regalo precioso de Dios en nuestro andar por Vallecas, otrora territorio del partido judicial de Alcalá de Henares, y que hoy es una orgullosa anexión al término municipal de Madrid

La primera temporada deliciosamente vivida en este sitio donde el sol me ha parecido más brillante y el cielo más azul me ha impulsado a sentarme con mi móvil en mano para escribir como si no hubiese un mañana, en aras de agradecer al vallecano tanta hospitalidad y su don de gente.

¿Qué íbamos a imaginar los venezolanos que hemos tenido el gusto de conocer Vallecas, que nos toparíamos con un sitio en el que la alegría de sus habitantes nos haría sentir que, aunque estamos lejos de casa, el gusto con el que se camina por Vallecas te subraya las ganas de vivir y te espanta cualquier asomo de depresión?

Grande que eres Vallecas, donde confluye la hermandad; y se entienden perfectamente el argot de un chaval y el de un chamo.

¡Gracias vallecanos por hacernos sentir en casa y permitirnos dejar las lágrimas en el pasado!

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