Por Pedro Lorenzo
Es la primera vez que este maravilloso texto se representa en las tablas del teatro más antiguo de España, el Teatro Español (1583). Un montaje de gran formato, sólo posible en un teatro público, pues cuenta con un elenco de 25 intérpretes y una puesta en escena compleja y nada barata. Su primera representación fue en 1970 dirigida por José Tamayo, y la última en 2018, por Alfredo Sanzol. Este montaje, superior en número de actores, no le va a la zaga.
La obra se sitúa en un periodo convulso de España, en una noche madrileña en que un poeta hiperbólico y ciego, Max Estrella, junto a su “perro” guía, que no fiel, el golfo Latino de Híspalis, recorren los lugares más característicos de la noche canalla y bohemia de la época, y se encuentran con los más sórdidos y paupérrimos especímenes. Un espejo cóncavo en el que se muestra el atraso y lo grotesco y se refleja al carca, al “carcunda“, como dice Valle-Inclán.
Drama y tragedia trufada de humor y comedia, belleza, poesía y picaresca, y el trasfondo histórico del poder absoluto y déspota que rodea a los personajes de un tiempo que pesa como una losa sobre un pueblo oprimido y pobre. Una crítica social inteligente desde un vulgo burlesco y rechistón, parias al albur de la arbitrariedad gubernamental.
Una obra imprescindible con un montaje soberbio capitaneado por Eduardo Vasco, otro “cráneo privilegiado” en su primera temporada como director del Teatro Español y con más de 20 obras de autores áureos y de otros contemporáneos como Ibsen, Chejov o Beckett a sus espaldas.
El elenco es extraordinario, empezando por sus protagonistas Max Estrella (Ginés García Millán) o Latino de Hispalis (Antonio Molero), sin olvidar a los secundarios, principales todos. La música corre a cargo de Eduardo Vasco, como en todos sus montajes, la escenografía nos acerca a la época al igual que el vestuario de Lorenzo Caprile y una iluminación adecuada que resalta cada escena. Es sin duda uno de los grandes montajes de la temporada, no sólo por el formato, sino por el contenido y la prodigiosa puesta en escena.