Por M. J.
Su nombre es algo más que original y alude a la leyenda de que el primer vallecano nació de un caballo blanco en Alto del Arenal. Con esta seña de identidad, la escuela de fútbol sala Hijos del Caballo Blanco (HCB), nacida tras la covid con una idea más formativa que competitiva en los colegios públicos Loyola de Palacio y Ciudad de Valencia, iniciará a mediados de septiembre una nueva temporada con las miras puestas en potenciar su sección femenina y consolidar su recién creado equipo de fútbol 11.
«Nuestro objetivo es seguir creciendo como escuela y extender nuestra actividad por todo el barrio, siempre con la filosofía de que los jugadores y las jugadoras aprendan, disfruten y respeten al contrario», explica a Vallecas VA su coordinador deportivo, Rubén Hernansáiz.
«No queremos que nadie se eche atrás por no haber jugado antes. Acogemos a todo el mundo. La principal idea es que los chicos se queden en la escuela siempre, que sean los propios entrenadores de los equipos y que sea como una especie de una rueda», añade.
La pasada temporada alrededor de 250 deportistas integrados en 17 equipos defendieron los colores de la escuela HCB, todos inscritos en los Juegos Deportivos Municipal, a excepción del alevín femenino, que participó en competición federada.
La solidaridad es otra de las señas de identidad de esta entidad sin ánimo de lucro, que cubre sus gastos con las cuotas de sus futbolistas. En octubre de 2024 recogieron materiales y alimentos para los afectados por la DANA en Valencia y, como todos los años, a principios de junio, en el torneo de la escuela recabaron fondos para Somos Red Entrepozo y para la asociación Mi Princesa Rett, que lucha por la investigación del síndrome de Rett y por mejorar la calidad de vida de las personas con esta enfermedad.
