Por Isa Mendi
Calle de Fuente de Piedra 20, Asociación de Vecinos Palomeras Sureste, Puente de Vallecas. Todos los miércoles, de 18 a 20 horas, desde hace más de 14 años, el psicólogo Iñaki Mediavilla desarrolla de forma altruista una iniciativa encaminada a dar respuesta a las posibles inquietudes y necesidades que, en el ámbito psicológico, puedan necesitar los vecinos y vecinas. El nombre de su proyecto, Autoescuela de vida, y su objetivo, contribuir a promover la salud y el bienestar psicosocial en la comunidad de modo cercano y asequible para todas las personas que puedan necesitarlo. Hasta el momento, alrededor de 50 personas han ido entrando y saliendo a lo largo del tiempo y de los temas que se han ido abordando. En la actualidad, hay un grupo consolidado de cerca de 15 residentes que asisten libremente en función de la disponibilidad y de la propuesta mensual.
“La Autoescuela de vida es, como su mismo nombre indica, un lugar dónde aprender a conducirse por la vida, dónde aprender a reconducir la vida. Es un espacio para todos en la medida en que todos estamos exigidos por la necesidad de fijar un destino, establecer un rumbo, capear los temporales, remar a favor del viento y, en muchas ocasiones, en su contra”, explica a Vallecas VA el precursor de esta iniciativa.
Este proyecto es, eminentemente, una experiencia grupal, un espacio de relación, un punto de y para el encuentro, y entiende que el aprendizaje se efectúa y refuerza a través de la participación. Además, apuesta por que el conocimiento se enriquece a través de la posibilidad de sentirse reconocido desde la alternativa de otros puntos de vista, se renueva y amplía desde la resonancia que provoca descubrirse interpelado por la experiencia que los demás comparten en el seno del grupo. “La aportación de la persona suma, lo que el grupo devuelve, multiplica. Actúa como un catalizador de reacciones, como un amplificador emocional que multiplica, diversifica y consolida el efecto de los aprendizajes”, señala Mediavilla.
El elemento esencial del propósito de la Autoescuela de vida es su accesibilidad, el compromiso de ponerse al servicio del interés colectivo. En este sentido, pretende convertirse en una posibilidad asequible que permite el acceso a una atención psicológica que, tanto desde su vertiente formativa como reparadora, para evitar en lo posible que el coste habitual de estas iniciativas se halle tan sólo al alcance de una minoría.
“Es un espacio de vida, que se nutre del impulso de la vida de los que lo comparten como parte de una experiencia participativa. En su seno, no se vive para contarlo, se cuenta para vivirlo; se expone, se muestra, se comparte, se participa, se juega, se ríe, se llora, se aprende y se desprende, en definitiva, se vive”, resume el responsable de este proyecto.
Mediavilla reconoce que esta actividad es un “modesto grano de arena” para crear un espacio desde el que ofrecer la posibilidad de satisfacer el interés que suscitan los temas de carácter psicológico de forma amena y con rigor y proporcionar una alternativa asequible para quienes puedan necesitar asesoramiento y no dispongan de recursos para costear un tratamiento terapéutico. “Estoy comprometido con el desarrollo de iniciativas creativas que den respuesta a la desazón colectiva desde una perspectiva abarcadora que pueda conjugar lo personal y lo social, lo privado y lo comunitario”, agrega.
Emergencia social
Por último, este profesional de la psicología con más de 20 años de experiencia no duda en considerar que el escenario actual de ansiedad, depresión, aislamiento, desmotivación vital, cuadros de despersonalización, tensiones familiares, conflictos de pareja, violencia machista… puede calificarse, en muchos sentidos, de emergencia social, “una devastación enmudecida en parte por la deficiente voluntad de las administraciones públicas a la hora de implementar medidas destinadas a paliarla”, critica.