Por Juan Rodríguez
Sale el sol en Vallecas. Los pajaritos cantan, las nubes se levantan. Una contundente victoria del equipo de Íñigo Pérez, primera que consigue como técnico de Primera División, mete de lleno a su equipo en… pues eso, la Primera, la máxima categoría del fútbol español, de la que el Rayo no piensa despedirse si firma más partidos como el que completó ante un Betis bastante gris. Una segunda parte seria, esforzada (Isi acabó fallando un pase a medio metro de un compañero, porque estaba absolutamente roto) y jugada con la máxima atención cubrió los cielos de Vallecas de pura ilusión. La salvación está tan cerca que ya pueden tocarla con los dedos de la mano.
Poco, o muy poco, se pudo ver en una primera parte en la que tanto Rayo como Betis empataron a prudencia. No es este el Betis más afinado de Pellegrini y, ni qué decir tiene, tampoco nos encontramos ante el Rayo más holgado de los últimos años. Es por esto que en los primeros 45 minutos ofrecieron un duelo marcado por el deseo de ambos equipos de no sufrir ningún daño y, en la segunda parte, ya veremos. Una chilena desviada de Ayoze, un tiro de Fekir que se estrelló en el palo gracias al toquecito salvador de Mumin, y algún caracoleo de Pablo Fornals es lo único que pudimos llevarnos a la boca por parte del conjunto hispalense.
El Rayo, más que ocasiones de peligro, trabajó las ocasiones de tranquilidad. Estas ocasiones no provocan el “¡uy” de la grada, ni los tirones de pelo, ni las taquicardias; sino más bien todo lo contrario: la paz interior, la armonía, la calma total. Los de Íñigo Pérez, quizá cansados de tantos errores que les acaban costando puntos, aplicaron cierto sentido zen al juego para, al menos, asegurar el empate. ¿El problema? Que los aficionados pueden dormirse. Vale que se enfrentaban el segundo peor equipo de LaLiga en casa (Rayo) y uno de los peores a domicilio (el Betis solo ha ganado tres veces fuera de su estadio), pero, ¿tenía que ser el partido tan predecible?
Florian Lejeune, uno de los defensas que mejor le pegan al balón desde los tiempos de Ronald Koeman (“y si no es así, desmiéntemelo”, que diría François Gallardo), decidió que no, que las cosas no iban a ser tan predecibles. Era el minuto 39 cuando el parisino se agenció el disparo de una falta estupendamente provocada por Isi en la frontal del área bética. Su tiro, un zurriagazo cuya onda expansiva debió de alterar el tráfico por Payaso Fofó, dobló las manos de Rui Silva, el portero de los andaluces, y limpió la escuadra de telarañas. Honestamente, no sé si lo que lanzó fue un balón, una jabalina, o el propio rayo de la camiseta, lo único cierto es que era el gol que ponía a los locales por delante en el marcador justo antes de irse al descanso.
La segunda parte trajo a un Betis parcialmente revivido. Aún más cuando, en el minuto 53, “El Ingeniero” Pellegrini introdujo en el campo a Isco, felizmente recuperado de su lesión. “Magia” (como le llamaban en el vestuario del Madrid) provocaba el tembleque en la Avenida de la Albufera. El Betis se iba arriba con todo, pero el Rayo estaba decidido a guardar los tres puntos como fuera, nada de despistes en los minutos finales. ¿Lo mejor para proteger su tesoro? Muy sencillo, meter otro gol. Una dejada sin tocar el balón de Trejo (que lo dejó pasar por debajo de sus piernas) fue aprovechado excelentemente por Camello, que definió delante de Rui Silva como un auténtico virguero: bola picadita con la puntera y a la cazuela. 2-0 y primera victoria de Íñigo Pérez. ¡Hasta el infinito y más allá!… O hasta la salvación. Con la salvación nos vale.
El próximo partido del Rayo será el domingo 31 de marzo a las 14 horas en el Estadio de Balaídos contra el Celta de Vigo.
El ranking:
El héroe del partido: Esta vez son dos, la dupla Trejo & Camello, los Batman & Robin de la tarde en Vallecas. Cuando el Betis se acercaba al empate, una acción de ataque de puro genio de esta pareja le dio pasaporte definitivo al equipo andaluz.
El villano: Willian Jose, el delantero del Betis, no tenía “la flechita para arriba” y desentonó bastante en la primera parte. Fue sustituido.
El datito: En el minuto 13 de la primera parte, una gran pañolada en las gradas acompañó a los gritos de “¡Presa, vete ya!”.
Declaraciones:
Íñigo Pérez: «Muy contento por la victoria y qué mejor que delante de los nuestros. Puede ser un punto de inflexión. Hemos conseguido una victoria con nuestra afición que sabe a gloria. Era muy importante conseguir los tres puntos. El equipo tenía mucha energía contenida y para ellos ha sido como abrir una botella de champán».
Lejeune: «Por fin llega la victoria. Es una alegría muy grande. Hemos competido muy bien. Nos ha llegado el premio al esfuerzo del día a día. Por fin podemos disfrutar con la afición que se lo merece».