Por Christian R. Bachiller
Como lleva siendo habitual cada mes, a comienzos de noviembre llegó al barrio un nuevo número (el 316 para ser más exactos) del periódico ‘Vallecas VA’. En este breve reportaje se cuenta el proceso de recepción del mismo, así como la posterior entrega de algunos de sus ejemplares en los muchos establecimientos existentes en las calles vallecanas.
La furgoneta de reparto llegó sobre las ocho y media de la mañana al reconocido Mercado de Numancia, lugar donde se llevó a cabo la descarga de todos y cada uno de los ejemplares de la edición mensual recién salidos de la imprenta. Con la ayuda de tres carretillas manuales y el esfuerzo físico del equipo del periódico, se fueron transportando los paquetes (agrupados en 50 periódicos cada uno) desde la furgoneta hasta el sótano del propio mercado. Para ello, las carretillas se fueron metiendo en el interior de un elevador que facilitaba dicho transporte.
Una vez se llegó al sótano y bajadas las carretillas del elevador, el siguiente paso consistió en colocar todos los paquetes o montones de periódicos en distintos palés. De esta forma, se consigue tanto mantener los periódicos preparados para su futuro reparto, como reducir el espacio para que otros trabajadores del espacio comercial puedan almacenar sus mercancías sin ningún tipo de problema.
Con los ejemplares ya almacenados, la siguiente misión fue la de distribuirlos por todo el barrio para que los vecinos de Vallecas puedieran leerlo. El reparto de los primeros periódicos se realizó al más puro estilo tradicional. Solamente hizo falta un buen café, fuerza en las piernas y una carretilla para que el manejo y el transporte fuera lo más cómodo y efectivo posible.
Por el camino, muchos fueron los vecinos que pidieron un ejemplar del periódico mientras se encontraban paseando o conversando. Otros tantos, no sabían qué era lo que se estaba repartiendo y no dudaron en preguntar e informarse. Pero la gran mayoría, ya conocían el periódico y simplemente estaban esperando la entrega de este nuevo número de ‘Vallecas VA’ en su comercio habitual.
Cada parada en cada establecimiento fue como vivir una aventura nueva. Estancos, colegios, centros de mayores, gimnasios, peluquerías, zapaterías, autoescuelas, carnicerías, tiendas de ropa, mercerías, locutorios… en resumen, cientos de lugares que dan al barrio su aspecto y su encanto. Y esto no sería posible sin los muchos trabajadores y trabajadoras de Vallecas, que están llenos de historias ocultas que poca gente conoce. Incluso más de una persona comentó distintas ideas que les iban surgiendo (reportajes, entrevistas, actividades culturales, investigaciones…) para poder colaborar con el periódico.
Es sorprendente la cantidad de cosas nuevas que se pueden aprender en tan solo una mañana. Porque mucha gente conoce Vallecas, pero pocos saben cómo son realmente los vecinos vallecanos, que son la verdadera esencia de este barrio. Quién sabe si algunas de estas historias pudieran salir a la luz en futuros ejemplares de ‘Vallecas VA’.