Un canto de amor no exento de amargura

Una momento de la función. Foto: Teatro Madrid

Por Pedro Lorenzo

‘Señora de rojo sobre fondo gris’ es la protagonista de la última crítica en ‘Va de Teatro’ . Autor: Miguel Delibes. Producción y dirección: José Sámano. Adaptación para teatro: José Sámano, José Sacristán e Inés Camiña. Reparto: José Sacristán (Nicolás). Teatro Bellas Artes, hasta el 27 de junio.

Penúltima novela (1991) del castellano viejo y hombre pegado a la tierra Don Miguel Delibes que supone un remedo en forma de monólogo que nunca había sido puesto en escena y el primero que hace el veterano actor. Texto que sobrecoge como ha hecho siempre este autor desde su primera novela ‘La sombra del ciprés es alargada’ (1947) hasta su última gran novela. ’El hereje’ (1998).

“Nicolas, un pintor con años en el oficio, lleva mucho tiempo sumido en una crisis creativa y personal. Desde que murió de forma imprevista su mujer no ha podido volver a pintar”. Esta sería la sinopsis de la obra como figura en el programa de mano y que en realidad es una historia autobiográfica de la pérdida de su mujer, Ángeles de Castro, y sus recuerdos, su profundo amor e irreparable pérdida de su musa y la razón de su existencia que le deja sumido en una profunda desazón y seco de inspiración.

Tiene lugar en Valladolid, su tierra, en un momento históricamente muy convulso y de cambio, 1975, poco antes de la muerte del dictador, con su hija y yerno presos en Carabanchel por el Proceso 1001 y su mujer muy enferma, a punto de perderla.

Es un homenaje a Ángeles de Castro y Miguel Delibes, como al final y tras los infinitos bravos y aplausos de un público en pie, nos trasladó José Sacristán.

El cartel de la obra

Se repone la obra en el mismo Teatro Bellas Artes donde ya triunfó en otoño de 2019.

Con una gran adaptación y dirección de una novela que no estaba pensada en principio como obra teatral, es más que notorio, es una clase magistral de interpretación de un actor inconmensurable que va desde la introspección a la nostalgia, al refugio en la bebida para mitigar su gran pena, como enuncia en el prólogo con su natural dicción de una prosa rica y emotiva con expresividad y nostalgia o incluso irascible en un canto al amor no exento de amargura.

“Aunque bajen o no los ángeles, se niega a vivir del lamento como un jilguero cegado”. No podría tener mejor interprete. Imprescindible.

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