Por Ignacio Marín (@ij_marin)
No, no me siento orgulloso. Pero lo admito. He tirado la toalla. Me ha superado la situación. No es sencilla y entiendo que no soy el primero al que le ocurre. El pasado 21 de febrero intenté por cuarta vez en cuatro meses que me atendiera mi médico de atención primaria en el Centro de Salud del Ensanche de Vallecas. La cuarta vez con cita y ausencia en mi trabajo. Fue la cuarta y última vez.
A los problemas estructurales que sufre la sanidad pública por culpa del drenaje de recursos al que le somete la Comunidad de Madrid, se le suma ahora la, completamente legítima y justificada, huelga de sanitarios. Las opciones que se me ofrecían era ser reubicado por la tarde o acudir de urgencias al Infanta Leonor. Los motivos que me llevan a la atención primaria no son presumiblemente graves y me niego a faltar más al trabajo, por lo que rechazo ser reubicado. Por responsabilidad, también rehúso a colapsar las urgencias del hospital. Por lo tanto y, en definitiva, terminé tirando la toalla. Por decencia, no iré a engrosar las listas de la sanidad privada. Pero me resigno ante la voracidad mercantilista de nuestro Gobierno regional. Me resigno con algo tan poco trivial como nuestra salud.
Antes de abandonar mi centro de salud, hice una foto a la larga cola que ocupaba la práctica totalidad de la planta baja. Una cola que estaba destinada a la recepción, por lo que, para reasignar mi cita, debería haber destinado una hora a esperar. Subí la foto a las redes sociales y lo cierto es que tuvo una gran difusión. Recibí insultos, sí, de los que continúan sin querer ver que la gestión pública puede afectar en la salud y en la calidad de vida de los ciudadanos. Pero lo que más me llevé fue apoyo y comprensión. Apoyo y comprensión de los que luchan a diario por la dignidad de nuestros barrios, de los que defienden con uñas y dientes los servicios públicos. Recibí apoyo y comprensión de aquellos que no tiran nunca la toalla.
Esta experiencia me ha enseñado a no resignarme. No ya por mí, sino por nuestros vecinos, por nuestros barrios. Estos días, precisamente en Villa de Vallecas, los ciudadanos están de nuevo clamando por sus derechos y están de nuevo dando una lección de dignidad. Para el domingo 5 de marzo se convocó una manifestación que recorrió los centros de salud de Cerro Almodóvar, Villa de Vallecas y en el que perdí la paciencia, Ensanche de Vallecas. Clamaron por la construcción del segundo centro en el Ensanche, por el paso al Infanta Leonor, por un centro de salud mental y de especialidades, y por la vergüenza de que faltan, según las ratios de la propia Comunidad, 15 médicos y 6 pediatras en nuestro distrito. Demostraron, en especial, que, si tiramos la toalla, tiramos nuestra salud por el sumidero. Este año tenemos varias oportunidades para evitarlo. No cometamos mi error. No tiremos la toalla.