Por Antonio Osuna
La desescalada ocurrió. Tal vez del modo que menos esperábamos, o del modo que no todos queríamos ser tratados. Las críticas a la gestión se tornaban hostiles a cada comunicado, pero no hablaré de eso. Mi punto de vista debe ser mío y este espacio no debería mancillarse con políticas que únicamente separarían mis letras de su atención si las opiniones fueran contrarias. La desescalada pasó y, desde ese instante, creo que todos los que permanecimos en casa el mayor tiempo posible, ya fuera por un ERTE o por un teletrabajo, nos sentimos vivos de nuevo a la par que aterrados ante el nuevo mundo, o el viejo mundo, según se mire. Y eso es precisamente de lo que me gustaría hablar, del cambio de vida.
Ya no se escuchan los aplausos o, al menos, no desde aquí. Esa acción de apoyo a todos los expuestos por el bien común ha sido suplantada por los niños y sus gritos, por los adultos y los suyos, por los ancianos y sus silencios que dicen más que los gritos anteriores. Así es como este mundo nuevo se ha convertido en la sombra del mundo viejo y los valores que se crearon vuelven a perderse como el temor al virus.
Se perdieron los aplausos, pero no solamente eso, se perdió la voluntad. Se perdió el ir a casa del familiar mayor o con problemas para acercarle las medicinas por temor a ser expuesto, a hacer la compra a quien tiene menos movilidad, a las ofrendas. ¿Cuántas personas no se hicieron voluntarias para acciones similares? ¿Y cuál es el punto ahora? La individualidad vuelve a los individuos, puede que sea porque este aislamiento nos ha trasformado para bien y para mal. Nos hizo más humanos al desear pasar más tiempo con nuestros seres queridos por la propia prohibición, pero una vez que la libertad fue dada de nuevo (en medida) el río volvió al cauce.
Reflexiona si has aprendido algo durante la lucha que hemos compartido, reflexiona si este nuevo mundo es mejor que el viejo que dejamos atrás. ¿Qué es lo nuevo? ¿Volver a la rutina de antes, o si volvemos a lo de antes deja de ser nuevo? Creemos pues algo distinto. Han sido muchas horas de reflexión, solamente espero no se olviden de ellas en este nuevo-viejo mundo.