No, a la gente no le gusta que uno tome su propia rúe

Por Juan Sin Credo

Motivos profesionales me guiaron hacia un vídeo de Paco Ibáñez sobre las letrillas satíricas de Quevedo. Supongo que la lista de reproducciones me llevó a ‘La mala reputación’ por una circunstancia que se escapa a las causas prodigiosas que mi simpleza matemática deduce. Claro que la había escuchado, pero nunca antes había traspasado la barrera del conocimiento que desembocaría en la figura del cantautor francés Georges Brassens, genio y figura de la ‘chanson’ gala. Este icono libertario compuso sus trovas para enaltecer la amistad, la libertad individual o el pacifismo. Esta temática subyace en las letras de ‘La mauvaise réputation’, canción que fue traducida al español por Pierre Pascal en la que Brassens criticaba a los ‘braves gens’ (gente honrada) que no acepta que otros piensen de manera diferente a ellos.

Durante estos meses de confinamiento parece que estas ‘braves gens’ se han multiplicado por doquier. Policías de balcón o paseo mantienen a raya los preceptos morales que nuestros amados líderes proclaman desde sus infinitas ruedas de prensa. Así ocurre si no respetas las franjas horarias o no mantienes la distancia de seguridad en la cola del supermercado. Todo consiste en desprestigiarte porque no perteneces a esa gente honrada que increpa un día a los ´cayetanos´ y ´borjamaris´, pero al siguiente repudia a la chavalería que pulula libremente por el Embalse del Vellón. Honrados porque participan en las despensas solidarias de Vallecas, incluso con aquellas asociaciones como Krecer, financiadas por entidades bancarias con millonarios beneficios anuales. Solidaridad vestida de apariencia que se da la mano con una caridad ociosa de rifa parroquial.

Familias necesitadas

Tal es el caso del AMPA del Loyola de Palacio, que destinará su presupuesto de la Semana Cultural y Medio Ambiente, unos 4.000 euros, a las familias más necesitadas del centro. ¡Claro que es bravo ayudar al más vulnerable!, por eso aplaudo a la Asociación Vecinal del PAU de Vallecas y a tantas otras que han tejido una extensa red de recogida de alimentos. Sin embargo, no comparto que, arbitrariamente, una asociación vinculada a fines educativos abandone sus principios rellenando un espacio ya cubierto por las instituciones oficiales, dejando de lado a sus socios de cara a un incierto comienzo de curso, donde afrontarán los costes de material, comedor o extraescolares, que bien podrían ser saneados con ese presupuesto de una manera más holgada.

Ahora sigo mi propio camino para leer ‘Canciones I y II’ de Brassens, publicadas por la editorial Fundamentos en 2003, para cambiarme a mí mismo con el objetivo de ser mejor persona en esta realidad vallecana tan valerosa, tan diversa, pero también, a veces, tan contradictoria. Posiblemente, los poemas de este ácrata, amante del lenguaje y apasionado lector de poesía, transiten por la vaguada que huya de esa inmunidad de rebaño ideológica que, censurando, señala al pensamiento individual.

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