Por Mesa de Convivencia de Vallekas
El pasado miércoles 9 de diciembre, en el barrio del Gorg de Badalona, las llamas devastaron la vieja nave de una empresa cerrada hace ya 15 años, provocando una tragedia en vidas de cifras todavía desconocidas. Al menos han sido tres fallecidos, poniendo de nuevo el foco en la precariedad en la que sobreviven decenas de migrantes en situación irregular.
Los problemas de suministro eléctrico en los sectores 5 y 6 de Cañada Real Galiana se agudizan cada otoño, con el encendido de más aparatos eléctricos. El Relator de la ONU, tras su visita a España en enero 2019, menciona en su informe: “En la Cañada Real conocí a personas que vivían sin acceso a una clínica, a un centro de empleo o una escuela, o incluso sin suministro eléctrico legal, en una carretera sin asfaltar, directamente adyacente a plantas incineradoras, en un área considerada insalubre”. La semana pasada nos despertamos con una denuncia ante el Defensor del Pueblo de que 1.812 niñas y niños de los sectores 5 y 6 de Cañada Real Galiana vienen sufriendo cortes de luz en sus viviendas desde principios del mes de octubre de 2020.
Con la Declaración de pandemia por la Organización Mundial de la Salud desde los primeros meses de 2020, la humanidad ha entrado en un estado tragedia, con distintos ritmos y consecuencias entre países y continentes. Tanto en España, como en otros países, se destapan mucho más las desigualdades sociales. En nuestro caso, no hemos dejado de sufrir la insuficiencia de recursos para la garantía de derechos en los diversos ámbitos como el sanitario, el educativo y el social, con especial incidencia en la alimentación y la vivienda. El millón de personas que viven con inseguridad alimentaria en la Comunidad de Madrid lo conocen bien.
“En lo que va de año, son ya unas 19.000 personas desembarcadas en las Islas Canarias, y se cuentan más de 500 muertos. El golpe económico de la pandemia y la oportunidad de una ruta abierta, más barata y menos vigilada- aunque la más peligrosa para llegar a Europa-, sigue empujando a emigrar a cientos de personas sin expectativas” dice el periódico ‘El País’.
Racismo
El asesinato de George Floyd, ciudadano negro norteamericano, en manos de un policía en el mes de junio desata reacciones en comunidades negras tanto en Estados Unidos como en países de Europa. En Brasil, el asesinato de João Alberto Silveira Freitas por personal de seguridad en un supermercado de Carrefour en Porto Alegre, provoca protestas y acciones de denuncia de racismo. Son ejemplos que se suman a asesinatos y violencias contra mujeres y en general contra personas más vulnerables.
Se podría seguir desgranando hechos concretos y noticias de 2020, que en el momento de recordar la Declaración Universal de los Derechos Humanos de hace 72 años nos muestran carencias y retrocesos. Y nos invitan a no bajar la guardia. A pesar de nuestro compromiso de pertenencia a la raza humana, en muchas ocasiones, la impresión es de ir hacia atrás y nos invade la impotencia.
Pero desde nuestra modesta experiencia como Mesa de Convivencia de un pequeño territorio como es Vallekas, no queremos dejar de pronunciarnos sobre el aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos, reiterando nuestro compromiso de defensa de ese marco internacional y de todas las siguientes generaciones de derechos que nos pueda permitir algún día alcanzar el primero:
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.