Por Beatriz Alonso
Otro jueves que volvemos a los centros de salud. Otro jueves más este 8 de octubre. Esta vez, ya sin zonas de salud (por ahora) había menos convocatorias, para intentar aglutinar un poco, para ir uniendo fuerzas que, en ocasiones, van decayendo. Las convocatorias que se repiten con periodicidad a menudo sufren ese desinfle, que cada vez vaya viniendo menos gente. Pero bueno, en la medida de lo posible nos mantenemos y, en la medida de las circunstancias, la participación está siendo buena.
Ayer estuve en el Federica Montseny, pero había otras dos convocatorias más en el distrito de Puente de Vallecas (C.S. Padre Llanos y C.S. Vicente Soldevilla). Me llamó la atención, en esta ocasión, la presencia de cámaras, fotógrafos e incluso televisión. El morbo de ver si pillan algo interesante ya que la gente estamos muy enfadada con el dictamen de los señoros del Tribunal Superior de Justicia.
Curioso lo que es noticia. Fue lo primero que preguntó el chico que entrevistaba para la televisión: “¿Por qué estáis aquí?”. La respuesta inmediata fue contundente: “Llevamos un mes viniendo aquí todos los jueves”.
Independientemente de que dé rabia los motivos que vuelven algo noticia (o no), es cierto que estamos enfadadas y enfadados. Que seguimos pidiendo medios, recursos, abogando por una Sanidad Pública, defendiéndola como podemos, mostrando nuestro apoyo y cariño al personal sanitario (en toda su magnitud). Y que, aunque las concentraciones sean para eso, también se lleva unas semanas clamando por un transporte seguro, por mejoras en la Educación, por la apertura de los parques y también contra estas medidas segregadoras y clasistas que, al parecer, no vulneran nuestros derechos y libertades, pero sí los de los habitantes de otras zonas de Madrid.
Rabia e impotencia
La situación da rabia, da impotencia. Ayer también oí a una compañera de la asociación decirle al chico de la cámara “Es que al final si no nos mata el Covid, nos va a matar la pena”. Cuánta razón y a la vez qué poca. Estoy convencida de que es lo que quieren, pero creo que debemos impedirlo.
Seguir saliendo a la calle, defender nuestro barrio, defender lo público, defender el Sur, defender la dignidad, defender la justicia… Y, citando mi poema preferido, creo que ahora especialmente debemos “Defender la alegría como una trinchera”. Y seguir movilizándonos, y seguir uniéndonos, conociéndonos, cuidándonos. Las semanas que estemos más cabreados y las semanas que menos, pero hay que seguir. Nos va la vida en ello.