Luces de invierno

Por Antonio Osuna

Puede que esta fotografía quedase mejor con las bombillas haciendo su trabajo, puede que si esta fotografía se hubiera efectuado de noche sería más llamativa, más “estampa navideña”, pero por esa misma razón decidí hacerla de día; antes de que la electricidad recorriera todos esos callejones de filamentos. No quería privar a nadie del resultado, y al mismo modo, me gustaba la idea de que esta columna fuera en cierto modo una invitación a contemplar los días que han llegado.

Para todo aquel que no haya sido ya eclipsado por la magia de las luces aquí está mi ofrenda: Salga a la calle y déjese maravillar. Después de todo es algo que solamente pasa durante unas semanas al año, y no sé a ustedes, pero a mí me provoca una ilusión digna de la infancia que representa. No me importa si en los presupuestos de este año se ha gastado más o menos dinero en bombillas; al fin y al cabo mí día a día es el mismo. Pero sí me importa ver  que la Navidad está ahí, y que, pase lo que pase, el mundo sigue girando en torno a la unidad que estas fechas representan. 

Sé que las Navidades no son gratas para todos, es más, para quien ha perdido algún familiar concreto suponen un recordatorio innecesario de la soledad. Pero ahí está la magia digna de estos días venideros. Cerrar los ojos y sentir en calor, la música, las calles abarrotadas de gente, las colas por los últimos artículos y las luces… Las maravillosas luces que dan alegría a estos días tristes que tan cortos se hacen en algunas ocasiones y tan largos se fraguan en otras.

Os invito desde este breve espacio a salir a calle y a buscar esas luces, a fijaros en los balcones y ver esas bombillas de colores que para mí representan todos los sueños que están por cumplirse en este nuevo año. Os invito a fijaros en esos peluches de Papá Noel que están colgados de los balcones y a comer castañas en cualquier pequeño puesto que encontréis, a ver los belenes de los centros comerciales o a recordar el belén que poníais siendo niños en casa de los abuelos. Os invito a sentaros (si el tiempo lo permite) y ver nevar; sino, siempre podéis tomar un chocolate caliente y desear el mejor futuro posible a todas esas vidas que están por llegar en este 2020. Y sino, si después de esto os seguís sintiendo solos, echad un vistazo a vuestro alrededor. Puede que alguien esté leyendo también esta columna y esté mirando hacia ti. ¿No es esa la magia de la Navidad?

Gracias por permitirme compartir este año con vosotros. Yo solamente puse las letras, ustedes la imaginación en cada palabra. Yo solamente puse las bombillas… Ustedes las encendieron.

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