Por Plataforma Cívica de Apoyo a la Lucha por la Luz de Cañada Real Galiana
Ya basta de escuchar a representantes políticos decir que la solución para las vecinas y los vecinos de la Cañada Real es el realojo. Esto no sólo es falso, sino que supone hacerse partícipes de una acción criminal.
Evidentemente, la situación de la Cañada Real es muy compleja, al ser un barrio abandonado por los poderes públicos desde hace décadas, y es necesario articular diferentes soluciones. Si bien todas esas soluciones se conseguirían simplemente con que el Estado social de Derecho fuese una realidad en el mismo, que esos mismos poderes hiciesen que fuese real para sus habitantes lo que les obliga a hacer el artículo 9.2 de nuestra Constitución: “Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social”.
Pero si nos centramos en la dramática situación que están viviendo en la Cañada desde hace más de tres años, el primer paso para cualquier solución que sea respetuosa con los derechos humanos es, necesariamente, el inmediato restablecimiento del suministro eléctrico. El suministro que esos mismos poderes, por activa o por pasiva, les cortaron a más de 4.000 personas de la noche a la mañana el 2 de octubre de 2020 y que en tres años se lo han venido negando, creando con ello condiciones de vida humana indignas para más de 1.800 niños y niñas, donde sus derechos humanos son constantemente violados en un entorno torturante.
Todas las instituciones de los Derechos Humanos; internacionales, como la ONU; europeas, como el Consejo de Europa; y nacionales, como el Defensor del Pueblo, lo han dicho y exigido explícita y terminantemente: ¡que se restablezca de manera inmediata el suministro eléctrico!
Violación de derechos
Poner el foco en los realojos es ser partícipe de esa violación de derechos. No hay otra forma de verlo si se quiere ser respetuoso con los derechos humanos y nuestra Constitución.
Los poderes no promueven las condiciones para que los habitantes de la Cañada puedan llevar una vida digna. Como no se van, les cortan la luz y los someten a un permanente entorno torturante. Y como siguen sin irse, les dicen que la solución a sus problemas es que se vayan. No. La solución, las diferentes soluciones, porque, como decíamos la realidad de la Cañada es muy compleja, pasan siempre por el restablecimiento inmediato de la luz, por permitir que sus habitantes la puedan pagar con contratos de suministro eléctrico y por establecer una mesa de diálogo con sus habitantes para buscar las mejores soluciones dentro del Estado social de Derecho.