Por Redacción
La Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM) eligió el sábado 5 de noviembre las calles de Puente de Vallecas para conmemorar el 45 aniversario de su legalización. Bajo el lema ‘Hoy como ayer, el barrio es nuestro’, tuvo lugar una manifestación-pasacalles que partió del Metro Miguel Hernández y finalizó en el Cerro del Pío Tío. Además, en esta jornada festiva se pudo disfrutar de conciertos para todas las edades, actividades variadas y talleres infantiles. Detrás de las siglas de la FRAVM se esconde la dilatada historia del movimiento vecinal. Toda una vida que arranca a mediados del siglo XX, aunque la organización no se legaliza hasta 1977. Para conocer su germen, hay que remontarse a una sociedad madrileña que apenas se reconoce en la actual metrópoli.
Con motivo de esta celebración, Vallecas VA conversó con su presidente, Enrique Villalobos.
Pregunta: ¿En qué se diferencia la FRAVM y el movimiento vecinal de hoy de aquellos de hace 45 años?
Respuesta: En lo esencial, en nada. Seguimos en la defensa de los derechos e intereses de vecinas y vecinos, especialmente en cuestiones del territorio, el urbanismo, la vivienda, el medio ambiente, la precariedad, etc… y desde la defensa del estado de bienestar y los servicios públicos. Ojalá el panorama hubiera cambiado mucho más, pero seguimos con los mismos problemas en los barrios y municipios.
P: ¿Qué sentido tiene participar en una asociación vecinal?
R: Todo el del mundo. Como solemos deci Si no queremos ser parte del menú, tenemos que ser parte de la mesa. Solo con la organización colectiva y mediante el binomio presión-negociación se consigue arrancar a las administraciones aquello que necesitamos.
P: ¿Cuáles son las prioridades del movimiento vecinal en Madrid y en Vallecas?
R: En estos momentos el reequilibrio territorial, con todo lo que implica en materia de redistribución de la riqueza, de dignificación de los barrios más desfavorecidos, de protección del medio ambiente y salud ambiental, de obtención de servicios dignos y equivalentes a los de las zonas más pudientes y de seguridad, junto con la defensa de la sanidad, la educación y servicios sociales públicos. A todo esto, para el resto de la ciudad también, habría que sumar lo relativo a la desregulación y desatención que genera el Ayuntamiento de Madrid en problemas como las casas de apuestas, las terrazas, las viviendas de uso turístico o las cocinas fantasma.
P: ¿Cuál es su postura respecto a la actual crisis económica, energética y climática?
R: Parece imprescindible que quien más tenga, aporte más al bien común para que esta crisis no la vuelvan a pagar las familias más precarias. Por ello estamos a favor de una fiscalidad progresiva, del refuerzo del escudo social con la ampliación y mantenimiento de mecanismos como el Ingreso Mínimo Vital, de los impuestos a las energéticas y demás soluciones en esta línea. A su vez, creemos que el Estado, las comunidades autónomas y las ciudades deben acelerar medidas de ahorro energético, reducción de emisiones y de residuos para que a las generaciones presentes y futuras nos quede un planeta que habitar.
P: ¿Cómo afrontan el avance de los discursos del odio y el crecimiento de opciones políticas ultras?
R: Con preocupación, porque estamos en el típico escenario de: a río revuelto, ganancia de pescadores. Esos ultras no pueden aportar nada bueno a nuestros barrios y a nuestra sociedad. A diferencia de lo que dicen, defienden los intereses de gente que vive muy alejada de nuestros barrios y de nuestras necesidades. Y a la vista está que allí donde han llegado, la situación general ha empeorado.
P: ¿Cómo se puede combatir la desafección que sufre una parte importante de la población respecto a la política y a la participación en los asuntos públicos?
R: Trabajando más y metiendo más energía en nuestras actividades, reivindicaciones y funcionamiento y, con ello, intentar hacer entender a nuestras vecinas y vecinos que la política es lo referente al gobierno de la ‘polis’, de la ciudad, del barrio y que, como eso nos incumbe, también nos debe ocupar. La ciudad la tenemos que hacer entre todas y todos y desde el sillón lo único que se consigue es que otros, con otros intereses, consigan lo que buscan, que no suele coincidir con nuestras necesidades.
P: ¿Cuáles son los principales problemas a los que se enfrenta la federación y las asociaciones vecinales?
R: Como cualquiera, necesitamos medios, recursos, financiación y gente activa, preparada, motivada… Le dedicamos mucho esfuerzo a todo esto para poder hacer todo lo demás y cumplir nuestra función social.
P: ¿Es el movimiento vecinal un movimiento envejecido?
R: Nuestra media de edad es excesivamente elevada, si bien en cada barrio, según el momento y la circunstancia, se va rebajando a medida que surgen necesidades y aparecen personas que se implican y renuevan nuestras ‘asos’. Esto es cíclico, pero sí, tenemos menos gente joven de lo que sería deseable. Seguramente esto se debe a nuestra forma de trabajar y a los temas que abordamos, que a menudo quedan lejos de este sector poblacional, lo cual está en nuestro debe y tenemos que solucionarlo.
P: ¿Y por qué hay tan pocas mujeres en los puestos de dirección?
R: No estoy de acuerdo en que haya pocas mujeres en puestos de responsabilidad en las asociaciones vecinales. Es más bien al contrario, son más las mujeres en las asociaciones que asumen su dirección. Otra cosa es en la FRAVM, donde parece que cuesta dar más el salto del barrio a la federación. Probablemente reproducimos los mismos esquemas y mecanismos de nuestra sociedad, eminentemente masculina en dichos puestos y no hemos sabido aún encontrar la forma de superarlo. En ello estamos.
P: Por último, ¿qué ha supuesto para la FRAVM y sus asociaciones movimientos como el 15M primero y luego las redes vecinales para hacer frente a la covid-19?
R: Quizás la pregunta se podría hacer también a la inversa, ¿qué han supuesto las asociaciones vecinales para estos movimientos? Seguramente la respuesta que nos saldría es la misma, somos parte y origen de ello y nos hemos retroalimentado y reforzado gracias a ello.