La despensa solidaria de Palomeras atiende ya a más de 150 familias

Bajo el lema ‘La caja solidaria ¡tú la llenas!’, las asociaciones de vecinos Nuevas Palomeras y Palomeras Bajas, en colaboración con Somos Tribu Vallekas, han convertido el local de la primera de ellas, situado en la avenida de Pablo Neruda 5, en una despensa solidaria de apoyo a los colectivos más vulnerables que residen en el entorno de estas entidades. Isidro, uno de los responsables de esta iniciativa, explica a Vallecas VA que este recurso vecinal atiende ya a más de 150 familias, “un número que sigue creciendo desgraciadamente”.

Por Isa Mendi

P: ¿Cuál fue el punto de partida de esta iniciativa?

R: Se formó el grupo de Somos Tribu Vallekas, que se dividió por cinco barrios y surgió con la idea de, frente al confinamiento, poder ayudarse entre vecinos, echarse una mano a la gente que no podía salir, que estaba enferma, colaborar… En el grupo donde yo me incluí que era Palomeras, empezaron a llegar peticiones de gente que no tenía para cenar esa noche, para dar de desayunar a sus hijos al día siguiente, pidiendo, pues eso, cubrir necesidades imperiosas. Las primeras acciones fueron en ese plan voluntario: una persona se ofrecía a hacer la compra, la hacía y luego los gastos se repartían entre gente voluntaria de ese mismo grupo, se mandaba un ‘bizum’ con 10 euros o así hasta completar el importe de la compra. A mí me venía que eso podía ser un lío, de idas y venidas de dinero, y que había que darle algún tipo de organización. Lo hablé con Almudena que estaba en el mismo grupo y decidimos ofrecer nuestra cuenta para hacer ese tipo de transacciones, nuestra cuenta como asociación de vecinos quiero decir, para hacer ese tipo de transacciones y recoger los fondos. Me pareció importante porque al ser conocidos en el barrio, lo importante era dar una seguridad de que iba a haber un control de dinero. A la gente del grupo le pareció bien y pusimos nuestra cuenta a disposición del grupo de “Somos Tribu de Palomeras”. Luego la gente iba ingresando dinero, lo que buenamente podía e íbamos atendiendo las necesidades, pues algunas familias decían, pues yo necesito, si alguien me puede ayudar… Salía un voluntario, se ofrecía, le hacía una compra, luego nos pasaba un ticket y se le pagaba del dinero que íbamos recaudando entre todos.

P: ¿Cómo surgió la despensa?

R: Fue porque llegábamos a atender a unas 10 familias diariamente, pero el movimiento de los voluntarios, de tener que ir a echar muchas horas a los supermercados y luego llevarles la compra, suponía que pasaban demasiado tiempo fuera de casa y era muy expuesto, nos pareció. Empezamos a fraguar la despensa y ahí surgió la idea de centralizar las compras, de organizarlas todas. Para eso teníamos dos locales a nuestra disposición con cámaras frigoríficas. Decidimos utilizar el de Nuevas Palomeras, porque era más accesible que el de Palomeras Bajas que, además, tiene escaleras y no es muy practicable, para acumular y hacer compras. También en esas, empezamos a pedir donativos a empresas en especias. Nos llegaban verduras de otros grupos y entonces íbamos organizando las bolsas que le dábamos a las familias. Con mucho menos esfuerzo, pudimos empezar a atender a mucha más gente.

P: ¿De qué forma se organizan?

R: En equipos. Hay como 7 u 8 montados: de atención a las familias, económico que lleva las cuentas, de compras, para conseguir donativos económicos, para lograr donaciones en especias en supermercados y demás, equipos que preparan las bolsas para las familias, las cestas familiares y equipos de voluntarios que las repartimos. Ahora mismo estamos haciendo unos 25 repartos diarios.

P: ¿A cuánta gente calculan que están llegando?

R: Ahora estamos atendiendo a unas 150 familias y creciendo desgraciadamente.

P: ¿Los vecinos se están volcando?,

R: Tenemos personas activas, cooperantes o voluntarios, entorno a 50 personas entre todos los equipos. Luego se está volcando también a nivel de recibir mercancía que nos llega del Banco de Alimentos y de otros muchos sitios. A nivel económico en la cuenta llevamos recaudados ya más de 15.000 euros. Toda la labor que estamos haciendo es intergeneracional, Hay gente desde los 20 hasta los 70 años, todos trabajando al mismo nivel, aportando cada uno su grano de arena, lo que sabe hacer, lo que le gusta hacer… Y a eso le doy un valor enorme, porque en el asociacionismo o en los grupos se tienden a juntar siempre personas de la misma edad o de la misma sensibilidad… y en esta acción estamos coincidiendo gente diversa, que nos movemos en terrenos tan distintos y que nos une en este momento una motivación común, que es ayudar a la gente con dificultades del barrio.

P: El perfil de las familias a la que atienden

R: Mucha gente se ha quedado sin empleo, por estar trabajando en economías sumergidas y de forma precaria, temporales que han sido despedidos… También gente que está en un ERTE, pero que hasta mayo por lo menos no cobra y, si vivía al día, se ha quedado sin recursos, porque las empresas no tienen obligación de pagar y lo paga el Estado. Familias que están cobrando RMI y tenían un complemento de trabajo en mercadillos, de chatarra o de papel o economía de esta informal, que se ha visto muy reducida con su nivel de ingresos y también los estamos atendiendo… ese tipo de familias. Un poco lo que tratamos, sobre todo, es de atender a la gente que se ha quedado absolutamente sin nada.

P: ¿Qué está siendo lo más duro?

R: La desesperación de algunos mensajes, gente que se veía tan desesperada, gente que jamás había pedido y que ni sabía cómo funcionaban los Servicios Sociales. Que no está acostumbrada a pedir y verse sin nada, con la nevera vacía y con perspectivas de nada. Quizás lo más duro sea eso. Frente a esta desgracia, también está la satisfacción de poder echar una mano, que es como me recompensa a nivel personal. Cuando te escriben un mensaje al grupo dando las gracias, te mandan fotos de cómo lo han recibido, videos de la compra que le hemos llevado…, pues esa es la parte gratificante y el sentirte útil. También todo el trabajo de equipo, pues estoy haciendo amigos que antes no tenía y que van a quedar ahí para muchos años o para toda la vida.