La degradación del servicio de la EMT en las dos Vallecas

Incremento de esperas, autobuses atestados o vehículos que no circulan se han repetido de forma recurrente en los últimos meses

Uno de los autobuses de la línea 24 de la EMT

Por Isidro Barqueros Sánchez

Llegó la Navidad y con ella la saturación en la red de autobuses de nuestros distritos. Navidad, eso dicen… aunque nada más lejos de la realidad. Cualquiera que habitualmente haga uso del autobús de la EMT habrá notado que en los últimos meses se ha producido una degradación continua del servicio: incremento de esperas, autobuses atestados o expediciones que no circulan. Los problemas son diversos, desde la falta de adecuación de las ofertas de empleo público hasta problemas de gestión más de fondo y que trascienden el día a día de la operación. Pero si algo tienen, es un denominador en común: son problemas que tienen su origen en una concepción ideológica del servicio por parte de los gobiernos del Partido Popular.

Desde hace demasiado tiempo tenemos planificadores y gestores que elaboran unas políticas públicas que luego no utilizan más allá del día de la inauguración del servicio. En Vallecas lo sabemos bien. Nuestra red de autobuses es fruto del parcheo de lo existente hasta generar situaciones kafkianas. La última es la reordenación del servicio de autobuses nocturnos, que muy ufano publicitó días atrás por todos los medios de comunicación el equipo de gobierno del alcalde Almeida. En nuestro caso la lotería de la reordenación nos ha agraciado con la prolongación del recorrido de la línea N11, añadiéndose casi media docena de paradas al final de un recorrido desde Cibeles que se aproxima peligrosamente a la hora y vuelve sobre sus pies una vez surcado todo el sur de Puente de Vallecas.

¿No sería más operativo reordenar el servicio y crear una nueva línea que diese servicio a San Diego y Palomeras Bajas y evitase el circuito del N10? Probablemente, pero lo fácil para el gobierno del PP es alargar lo existente y ponerse la medalla, aunque el recorrido sea incoherente e ineficaz. ¿Problemas de saturación en el 24? La solución clarísima, alargarla hasta la estación de El Pozo, como se recoge en los presupuestos que el PP ha presentado para 2024, aumentando aún más el número de usuarios que soporta. ¿Y el 102? Ay, del 102 no se acuerda nadie desde que en 1996 decidieron fusionarla con la 112 y crear “Entrevías Visión”.

En saco roto

Otras propuestas que recurrentemente se lanzan desde el tejido asociativo del distrito caen en saco roto una y otra vez. ¿Alargar el 152 y permitir que los vecinos de Entrevías puedan conectar con la zona de Goya? Nada, mejor dejarlo morir en Méndez Álvaro, ocupando el carril bus y haciendo que los usuarios del 102 y el 148 tengan que atascarse entre el resto del tráfico. ¿Fusionar el 56 con el 136 o el 111 para poder ir a algún lugar distinto de Atocha? Nos dirán que no compensa en absoluto, como el desmantelamiento del ‘scalextric’ del Puente de Vallecas

Hay vida más allá. Otras ciudades como Barcelona nos enseñan el camino, la reordenación completa de la red, pero para ello tenemos, como ciudadanos, que elegir unos representantes que de verdad crean en las políticas públicas que lideran y administran.

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