ISABEL BELDAD
Existe una figura dentro de la intervención social que se hace en Vallecas que no existe en otros distritos, esta es la figura de los llamados educadores de calle. Día a día estos educadores tratan de prevenir situaciones de riesgo y conflicto que puedan darse o detectarse en la calle, un espacio en el que los jóvenes pasan gran parte de su día a día. Esto hace que sea un trabajo espontáneo, basado en los vínculos que se pueden hacer a través del deporte o el tiempo de ocio en las plazas y parques. Y rompe con el tradicional sistema de una intervención hecha entre cuatro paredes; pues cuando existe una situación de riesgo, los jóvenes no siempre van a buscar ayuda de este tipo.
Este trabajo lo hacen también a través del ocio. Una muestra de ello fue el festival VK Hip Hop que se celebró el 6 de octubre en Vallecas. Manuel López Sánchez, coordinador del programa, y Rut Fernández Jiménez, educadora de calle, nos cuentan más sobre la jornada del VK Hip-Hop y sobre su apasionante trabajo.
¿Cómo fue el VK Hip-Hop?
Fue una jornada dedicada a la cultura hip-hop: conciertos, arte callejero (graffiti) y deportes urbanos. Ellos fueron los protagonistas, lo organizaron debatiendo. Nosotros les dimos consejo, pero ellos lo han promovido todo. También hubo deportes urbanos como basket, skate, defensa personal, etc. Por otra parte hubo batalla de gallos, conciertos de rap. Después una comida popular con sándwiches… Estuvo genial.
El resultado fue un éxito, pero el proceso aún más, pues los chavales se movilizaron para todo, para comprar los sprays más baratos, buscar patrocinio de tiendas, etc. Y todo esto trabajando la prevención, claro, que ya sabemos que en un barrio como este es complicado. También se fomentó un ocio alternativo y saludable.
¿Es esta una de vuestras maneras de intervenir?
Manuel: Sí, esto lo hacemos a menudo, lo de intentar que chavales que no están ya en estos deportes se unan, se quieran meter al grupo de WhatsApp y se animen a practicarlos. Nuestro principal fin con ellos es trabajar la prevención, una prevención de cualquier tipo de problemática: delincuencia, droga, absentismo escolar… Y a raíz de estos espacios compartidos se van sabiendo cosas. Pero claro, primero hay que indagar en sus gustos.
¿Y de qué otras maneras os acercáis a sus realidades?
Rut: Tenemos varias maneras. Por ejemplo, si hay chavales jugando en una cancha pues entramos a jugar con ellos e intentar que se hagan grupos, o vas quedando para jugar al fútbol un día determinado y a la vez, de manera transversal, vas trabajando muchas cosas porque vas conociéndoles y creando vínculo. O bien, estando en la calle nos presentamos. Y bueno, como siempre trabajamos en red, también tratamos de invitarles a participar en cualquier actividad que se haga en Puente.
Manuel: Sí, también damos información de otras actividades o cursos que se desarrollen en otros lugares de la ciudad. Ofrecemos también acompañamiento; hemos hecho salidas a la puerta del Sol, a museos…
La parte lúdica ayudará mucho…
Manuel: Sí, el trasfondo siempre es lúdico, pero se tratan conflictos y situaciones difíciles.
Ruth: La parte lúdica al final es la más fácil con la que se puede acceder a la intervención. Es lo que más atrae de nuestro perfil, la parte lúdica que todo el mundo ve, pues en la calle no te apetece que alguien te vea y te de una chapa, pero sí que te diga «vamos a jugar al fútbol». En lo que tú juegas al fútbol tú te enteras de cosas, puedes ver una manera de actuar que puede tener algo detrás…
Manuel: Eso que dice Rut es vincular, con un trato del día a día cobras confianza y ya te cuenta cosas. Es un vínculo que no se crea ni en una semana, dos o tres.
Esta figura no existe en otros distritos, ¿no? ¿Por qué en Vallecas y no en otros lugares?
Rut: Creo que no, creo que es uno de los proyectos pioneros. Ha arrancado aquí en Puente.
Manuel: Es una iniciativa de Servicios Sociales. Justo aquí hay chavales de muchas culturas; esto genera cierto conflicto, también hay machismo, que es algo que intentamos trabajar mucho con ellos. Y además, también hay mucho absentismo escolar; en el distrito distintos institutos catalogados como «de difícil desempeño». El valor que tiene el ser educadores de calle es que todos estos riesgos los detectas de otra manera distinta a un educador familiar o cualquier otra figura que actúe «desde despachos», al salir a la calle se ven más o de otra manera.
Lo bueno de Vallecas es que hay mucho tejido asociativo y se trabaja en red, eso es maravilloso, pues si por ejemplo nosotros detectamos que hay un conflicto vecinal con un ruido que están haciendo en unas canchas y tú puedes llamar a la dinamizadora vecinal de la zona, si son gitanos también podemos llamar a Barró, entonces nos juntamos y hacemos actividades conjuntas.
¿Cuáles creéis que son los colectivos más vulnerables?
Manuel: Creo que los MENAS (Menores Extranjeros No Acompañados).
Rut: Están casi en la calle, es verdad que ahora que llega la campaña del frío están un poco más al resguardo, van a los albergues, pero en los albergues también hay condiciones duras, pues hay mucha gente y esto a veces también les impide tener un trabajo, o les impide buscarse la vida de una manera medio decente.