‘Hijas de Cynisca’, el deporte femenino habla por la igualdad

Vallecas VA entrevista a Raquel Aguado, árbitro en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021

Patricia Aguado, a la derecha, en la final de los Juegos Paralímpicos de Tokio

Por Redacción

El próximo 24 de marzo a las 18 horas en el Centro Cultural Alberto Sánchez (Risco de Peloche, 14) se proyectará ‘Hijas de Cynisca’, un documental de Beatriz Carretero sobre la desigualdad de género en el deporte, en el que se da voz a mujeres que son referentes y que han conseguido grandes logros en su carrera y así conocer su historia. Esta actividad la organiza el Departamento de Cultura de la Junta Municipal de Puente de Vallecas, en colaboración con la Asociación Vecinal Puente de Vallecas San Diego y el programa de Educación de Calle de Servicios Sociales. Tras la proyección habrá un coloquio sobre el papel de la mujer en el deporte, que contará con la presencia de Raquel Aguado, vecina vallecana, que arbitró recientemente la final de goalball en los Juegos paraolímpicos de Tokio 2021.

En esta entrevista con Vallecas VA, Raquel Aguado habla de su trayectoria, cuenta su experiencia en las Olimpiadas y ahonda en la desigualdad permanente que sufre la mujer en el mundo del deporte

Pregunta: ¿En qué consiste la disciplina del goalball?

Respuesta: Es un deporte específico al que juegan personas con discapacidad visual. Consiste en lanzar un balón con las manos hacia la portería contraria para intentar meter gol sin que sea parado por las personas que componen el equipo contrario. En este caso, los y las deportistas llevan puesto un antifaz opaco para que no puedan ver nada durante el juego y el balón lleva dentro unos cascabeles para que puedan identificar a través del sonido donde se encuentra. Para poder orientarse en el campo de juego, las líneas y las distintas zonas, llevan debajo una cuerda que permite a través del relieve puedas con el tacto identificarlas.

P: ¿Cómo llegó a profesionalizarse en el mundo del deporte?

R: Bueno, realmente no soy profesional de este deporte, y tampoco lo son los y las jugadoras de goalball, porque nadie vive de ello. Somos amateur, aunque participemos en competiciones internacionales y dedicamos tiempo durante los fines de semana, vacaciones y fuera del horario laboral. Mi primer contacto con este deporte fue hace más de 20 años, podría decir que por curiosidad y casualidad. Un compañero de clase nos dijo que necesitaban personas voluntarias para ayudar en una competición. Nos quedamos asombradas de la capacidad de orientación en el espacio que tenían durante el juego, la velocidad y lo diferente que era a todo lo que estábamos acostumbrados y nos cautivó. Cuatro años después comencé a arbitrar en la liga nacional y en 2007 pasé los exámenes de árbitro internacional. En los dos últimos años, además he podido conocer el deporte desde otro punto de vista. Fui designada por la Federación Internacional de Deportes para Ciegos (IBSA) como miembro del grupo asesor de árbitros. Me ha permitido ser partícipe por ejemplo de la toma de decisiones sobre cambios de reglamentación y de programas de formación de árbitros.

P: La desigualdad en el deporte está la orden del día: inferiores salarios, poco valor al papel de la mujer, normativa de vestimenta…

R: Creo que es una de las cosas que ha hecho que, después de tantos años, siga implicada en este deporte porque, por lo menos, aquí en España el técnico de goalball de la Federación de Deportes para Ciegos siempre ha fomentado la equidad. En la competición española en ningún momento he sentido desigualdad. Estoy convencida de que, si hubiese sentido algún tipo de discriminación por parte de la federación española, de los compañeros o de los técnicos no me habría sentido cómoda y no hubiese continuado y lo habría dejado. En goalball nacional, las árbitras pitamos tanto partidos masculinos como femeninos de forma indistinta. Soy plenamente consciente que esto por desgracia no es así en otros deportes ni federaciones. Que hay compañeras árbitras a las que no se les permite participar en Primera División masculina, y es algo que debería cambiar ya a estas alturas de la vida. Creo que incluso legislativamente deberían tomarse medidas para que dejen de existir este tipo de discriminaciones. Me parece inaudito.

P: ¿Cómo ha sido su experiencia en Tokio?

R: Ha sido una gran experiencia, ya que suponían mis segundos Juegos paralímpicos. Participé anteriormente en los de Río 2016, pero estos han sido especiales por varias cuestiones. Ser designada para arbitrar la final femenina de unos Juegos Paralímpicos es algo realmente importante, que supone una gran responsabilidad, pero también se afronta con la satisfacción de haber estado realizando un trabajo que ha sido considerado por la federación internacional como regular y de cierta calidad. Tengo que reconocer que cuando me informaron que sería una de las árbitras me tembló todo y no lo esperaba. Te avisan con solo un día de antelación, tienes que hacerte a la idea en poco tiempo, controlar los nervios y estar ese día lo más concentrada posible. En relación con lo que comentaba anteriormente sobre las designaciones arbitrales masculinas o femeninas, si es verdad que en las finales fuimos designadas dos mujeres para la final femenina y dos hombres para final masculina. ¿Casualidad?, creo que no.

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