Por Grupo 24 Horas AA Madrid
A sus 69 años, Germán es el testigo viviente de que los milagros existen. Una vez tuvo un buen trabajo, montador eléctrico, que le hizo viajar y beber por todo el mundo. Este gallego de nacimiento y madrileño de corazón, vio como poco a poco las garras del alcoholismo, una enfermedad silenciosa, lenta pero implacable, destruía su vida. Las noches de farra y copas quedaron lejos para caer en la depresión y la soledad. Las calles de Retiro, donde un día fue feliz, casado, con una familia numerosa que le quería y le sigue queriendo, se convirtieron en su triste hogar. Con pasos titubeantes, sin querer saber nada de nadie, apoyándose con dificultad en las esquinas, Germán vagaba detrás de la siguiente lata de cerveza. Enfermo de tanto alcohol, con una cirrosis hepática que le condujo a las puertas de la muerte, su mejor amigo, apenado al ver en la ruina humana en la que Germán se había convertido, lo llevó al Grupo 24 Horas de Alcohólicos Anónimos Madrid. A partir de aquel día todo cambió en su vida. Hoy puede contarlo.
Pregunta: ¿Qué le llevó a darse cuenta de que tenía un problema con el alcohol?
Respuesta: El alcohol me costó mi matrimonio, el trabajo y casi la vida. Para mí era un problema que yo lo achacaba a un vicio, no a una enfermedad. Yo nunca busqué ayuda. Consideré que era capaz de dejarlo cuando yo quisiera. Una prueba fehaciente de que no fue así lo corrobora cuando mi familia y un gran amigo me llevaron, en un estado ya lamentable, al Hospital de La Princesa, de donde salí con una carpeta debajo del brazo y un informe médico en el que se me diagnosticaba una cirrosis hepática. A pesar de mi extrema gravedad, intenté escabullirme de la familia, cuando iban a recoger el coche. Quería cruzar a una tienda de alimentación a por una cerveza. Hasta tal punto llegaba mi obsesión.
P: ¿Había intentado dejar de beber antes?
R: Había hecho algunos intentos, tratando de que fueran sinceros, pero también un poco por justificarme ante la familia, mi mujer…, pero siempre volvía a beber. Una vez en el Grupo 24 Horas de Alcohólicos Anónimos Madrid me dijeron que lo que yo tenía era una enfermedad y no un vicio, como había pensado a lo largo de mi vida.
P: ¿Por qué le ha resultado este programa tan útil?
R: Lo que realmente me impactó fue que, cuando crucé la puerta del grupo, los compañeros que me recibieron me entendieron a la perfección, porque tenían el mismo problema que yo. Me sentí comprendido desde el primer momento.
P: ¿Cómo ha cambiado su vida?
R: Soy otra persona. He tenido que llegar a esta edad para descubrir lo maravilloso que puede ser la vida sin alcohol. He recuperado la salud, mi familia y algo que no llegué a perder hasta que vine al grupo, que es la dignidad. Todo esto se lo debo al programa de Alcohólicos Anónimos.
P: ¿Qué consejos o palabras de aliento tendría para aquellos que tienen problemas con su forma de beber y buscan recuperarse?
R: Que no duden en pedir ayuda, porque todo lo que yo he vivido de malo hasta los 69 años se lo pueden ahorrar. Es una nueva vida. A día de hoy creo en los milagros, porque yo soy un milagro.
Si tienes problemas con tu forma de beber o consumir, hay una solución:
Grupo 24 horas de Alcohólicos Anónimos Madrid
C/ Julia Mediavilla, 27. Tel. 625 18 24 71