GABRIELA AMAYA (PRESSENZA).
Entrevistamos a Álvaro Orús, vecino de Vallecas y director del film Más allá de la venganza, ganador del III Festival Internacional de Cine de la Noviolencia Activa. Es su noveno documental. Los primeros mostraban momentos humanistas de la historia, siendo utilizados actualmente como material didáctico. Dirigió después un documental, testimonio de la Marcha Mundial por la Paz y la Noviolencia que recorrió alrededor de cien países en 2009, para después sumergirse en temas más “existenciales”.
¿Cómo llegas a esta historia de historias, todas ellas relacionadas con la venganza y la necesidad de reconciliación?
Todo esto viene de un trabajo previo de Luz Jahnen, que estuvo investigando y, a partir de esa investigación, impartió unos talleres sobre la venganza y la reconciliación, en los que los participantes se pasaban un fin de semana entero reflexionando sobre la venganza en la historia, la sociedad y su propia vida. Hubo uno en el Parque de Estudio y Reflexión de Toledo, y pude conversar con la gente que salía del taller. Estaban encantados, también conmovidos, y me pareció que allí se había tocado algo interesante. Luego, ya hablando con Luz, me dijo que estaba dándole vueltas a llevar estos temas a un documental que, en lo posible, pudiera llevar la experiencia y comprensiones que se estaban dando en los talleres a mucha más gente y en un tiempo, obviamente, mucho más reducido.
Según nuestro criterio, para que el documental fuera válido no se trataba solo de hacer llegar una idea, sino especialmente transmitir una experiencia; que el que viera el vídeo se pusiera en presencia de la venganza en sí mismo y el mundo que le rodea. Y para lograr esto, lo que se nos ocurrió fue que los mismos participantes de los talleres que habían tenido comprensiones tan importantes, las comunicaran en entrevistas.
Casi siempre, en tus documentales, eliges el formato de entrevistas para contar la historia que quieres contar…
Creo que, como la mayoría de la gente, estamos cansados de que nos digan qué debemos hacer o qué debemos pensar. Pero tal vez lo que más nos aporta es ver ejemplos de la vida real, de personas como nosotros que nos muestran cómo se han enfrentado a problemas y han hecho y aprendido cosas. Creo que eso nos lleva a una reflexión más genuina y nos puede abrir posibilidades de cosas que realmente podemos hacer. En mis tres últimos documentales, sin duda la fuerza del mensaje se apoya en los testimonios de los entrevistados.
Esos tres últimos trabajos están relacionados con temas existenciales. ¿Tiene algo que ver con tu vida?
Mucho. El duelo o la venganza pienso que son temas que nos afectan profundamente a todos. Mi idea de estas producciones es que son la expresión o van acompañadas de un trabajo interno del autor. En realidad, creo que todas las personas implicadas, entrevistados, realizador, músicos, hacen avances sobre el tema y los expresan de diferente manera, y el documental es el conjunto de esas expresiones.
En todos ellos, hay una entrada que encuadra el argumento, un nudo y un desenlace o respuesta positiva y superadora del problema planteado, que vas contando a través de las vidas de los protagonistas…
Sí, ese argumento es lo que rige el orden interno del documental. Este modelo transferencial está inspirado en las Experiencias guiadas de Silo. Tras el encuadre histórico, el nudo concentra todas las experiencias dramáticas. Hemos tratado de presentar casos diversos, y una consecuencia de ello es que casi todos encontramos algún entrevistado con el que nos identificamos de una u otra manera. Al identificarnos, nos pone en presencia de nuestras propias experiencias y así vamos acompañando a los entrevistados en su camino, hasta que van encontrando salidas y convierten la situación. De esta forma, aunque tratamos temas a veces muy duros, el tono general, y especialmente el final, es ligero y esperanzador.
Son temas “delicados”: los entrevistados han desnudado su alma. El contarlo públicamente pareciera que se ha convertido para ellos en algo reparador.
Afortunadamente hemos dado con personas muy valientes que expresan vivencias que no se suelen contar. Pero esta inhibición que suele darse en nuestra vida cotidiana muchas veces nos impide tratar las cosas que realmente nos importan. Los entrevistados superan esta barrera, y ya el hecho de expresarse y comunicarse con la gente les hace mucho bien, según ellos suelen decir. También hay un punto importante, y es que se le da sentido a una experiencia que, en principio, es negativa. Pero al convertirse en un aprendizaje que, al mismo tiempo, resulta útil para otros, esto ayuda a integrarlo todo y despojarlo de la carga de sufrimiento que tenía originalmente.
Las mujeres, especialmente, se manifiestan sin censuras…
Totalmente. De hecho, hemos tenido que hacer en ocasiones una “discriminación positiva” para que no salieran únicamente mujeres y dar la oportunidad a los hombres de expresarse y tener alguna representación.
Fotos: Álvaro Orús (Pressenza)