Por Pedro Giménez, vocal portavoz de Cs en Puente de Vallecas
Cuando uno se inicia en la vida política, una de las cosas más gratificantes es encontrase con personas como Enrique Montañés. Un hombre que ha dedicado toda una vida a los demás, porque él entendía muy bien el distrito, sus necesidades y sus gentes.
Enrique era de esas personas que pasaban como de puntillas por la vida, pero con paso firme hacia sus objetivos que no eran otros que los de mejorar la vida de muchos vecinos y vecinas. Enrique era una persona humilde, trabajadora, luchadora, contenida en sus actos, pero dejando huella en el distrito. Enrique se convirtió en ejemplo para muchos, también para mí.
Este importante vecino fue profesor de matemáticas en el CEIP Virgen del Cerro, donde marcó a sus alumnos. Y no me extraña, porque diferentes estudios han demostrado que las matemáticas influyen en la toma de decisiones diarias al analizar los problemas y buscar soluciones con los datos disponibles. Dejando a un lado las emociones, son fundamentales para el desarrollo intelectual de las personas, les ayuda a ser lógicos, a razonar ordenadamente y a tener una mente preparada para el pensamiento, la crítica y la abstracción. Porque las matemáticas rodean gran parte de nuestra vida diaria.
De hecho, Enrique, llevó toda esa enseñanza al mundo del deporte y, concretamente, al deporte base. Pero también a todas y cada una de las disciplinas que demandan los vecinos. Vecinos que componen el Centro Deportivo Vallecas (CDV) en busca de enriquecer con sus valores a muchas personas que en un distrito como éste ven en la calle otros valores menos deseados.
Si algo nos ha dejado Enrique es su lucha con todas las administraciones públicas para conseguir sus objetivos. Nunca se le han visto colores partidistas porque él solo llevaba un color por bandera, el del CDV.
En definitiva, Enrique Montañés fue la lucha persistente por el deporte base en el distrito de Puente de Vallecas. Y ahora se ha convertido en la base del deporte entre nuestros vecinos, porque jamás le olvidaremos. Hasta siempre, Enrique.