Por Juan Rodríguez
Un partido extraordinario del Rayo, vibrante en ataque; desbocado, incluso, acabó como suelen acabar estas cosas en Vallecas: con una nueva derrota del Rayo. No vamos a insistir en lo del arcoíris, la no-compra de un 9 en el último mercado, el punto de vista desviado… si esta es la situación, y es la situación, los franjirrojos deben tratar de remediarla urgentemente. Si no se pueden ganar los partidos, habrá que intentar no perderlos, ¿no?
Un Sevilla apurado como pocas veces en su historia reciente se plantó en la Avenida de la Albufera con un plan claro como el agua, cristalino: juntitos atrás, bien replegados, y a ver si En-Nesyri (recién regresado de la Copa de África) enganchaba alguna arriba. Bueno, pues enganchó dos… y gracias. Porque el marroquí tuvo otras dos tan claras como la estrategia de Quique Sánchez Flores anoche, pero se la bajó la persiana y se quedó sin anotar un registro histórico. Con tanta llegada del delantero del Sevilla se podría pensar que los andaluces tuvieron el control del juego, y nada más lejos de la realidad. Los de Francisco, dirigidos por Jaime Ramos por la expulsión del míster en el último partido, firmaron uno de los mejores partidos de los últimos meses. La tromba de juego, posesión y disparos de la segunda parte podría ser calificada de baño, sino fuera, claro, porque tras tanto achicar agua, ese Sevilla descompuesto acabó llevándose el partido.
Y es que el 1-2 de la primera parte fue una losa demasiado pesada de levantar para este Rayo que no está para grandes gestas. A ver, que a lo mejor sostener el peso de la Tierra sobre sus hombros, cual Atlas, te lo podría hacer… pero lo que es marcar goles a un equipo rival, eso ya es más complicado. Hubo un posible penalti en el minuto 9 (mano involuntaria de Marcao en el área sevillista, de las que se han pitado varias esta liga) que se fue al limbo y, poco después, el primer zarpazo de En-Nesyri, que remató de primeras un rechace de Aridane, al que parece que le da cierto pudor ser contundente. Entre la pierna de Isi y la de Acuña se fabricó el tanto de la igualada, una comba envenenada que superó por encima a Nyland (ambos jugadores impactaron a la vez en la pelota, en un momento con fuertes ecos del Tiro con Efecto Combinado de Tom Baker y Oliver Atom en ‘Campeones’).
La alegría duró poco en Vallecas, puesto que al final del primer tiempo llegó un contragolpe letal con el que el Sevilla terminó de abrochar el partido: Nyland saca rápido, Isaac Romero (estupendo jugador que le ha salido al Sevilla en esta etapa de montaña) la controla y se la cede a En-Nesyri, que fusila a placer a Dimitrievski. Los múltiples ataques rayistas de la segunda parte acabaron en todas partes menos en la red sevillista: Chavarría de cabeza la manda alta; Álvaro se la pone a Camello, que remata al muñeco; eslalon en el área de Isi más propio de un descenso de montaña que acaba con Nyland despejando con el hombro… en fin, la historia interminable. Esperemos que termine en algún momento.
El próximo partido del Rayo es el domingo 11 de febrero a las 16:15 horas contra el Mallorca en Son Moix.
El ranking:
El héroe del partido: Aitor Rodríguez, aficionado del Rayo fallecido hace unos días en un accidente de coche, fue homenajeado en el Estadio de Vallecas. Se hizo entrega a sus allegados de una camiseta y un ramo de flores. D.E.P.
El villano: El seguidor rayista que en la primera parte del partido decidió que la mejor forma de incomodar a Ocampos en un saque de banda era… introducirle el dedo en el recto. Ocampos se volvió y se las tuvo tiesas con el simpático animador. Tu dedo no nos señala el camino.
El datito: El Rayo lleva más de cuatro meses y medio sin ganar en liga en su estadio. Y 4 victorias y 4 empates del Sevilla en sus 8 últimos partidos en Vallecas.
Declaraciones:
Francisco (MARCA): «Lo hemos intentado y casi toda la segunda parte hemos volcado al equipo contrario en su área. No nos está valiendo. Es injusto, nos vamos de vacío y no nos vale. Hemos tenido precipitación, especialmente en los minutos finales. El equipo ha tenido ocasiones, llegando bien… los siete u ocho últimos minutos queremos llegar más con corazón que con cabeza».
Iván Balliu: «La sensación es que hacemos mucho y al final con poco perdemos los partidos. Tenemos que estar mucho mejor en defensa. En casa no nos están saliendo las cosas, las ocasiones no están entrando. Tranquilidad no, porque hay que ganar».