El barrio de la Cañada Real resistirá

▲ Dos niños portan carteles en protesta contra los desalojos en Cañada. Foto: Plataforma Luz

Por Plataforma Cívica de Apoyo a la Lucha por la Luz de Cañada Real Galiana

Que lo tenga todo el mundo claro, los vecinos y las vecinas del barrio de la Cañada Real no van a abandonar nunca ni su tierra ni sus casas.

Los poderes públicos creen que van a poder triunfar en su trabajo de acoso y expulsión de los habitantes de la Cañada Real de su barrio para conseguir que su tierra sea objeto de la especulación inmobiliaria de las grandes empresas que están expandiéndose en el sureste de Madrid, pero nunca lo van a lograr. Y no lo van a conseguir por tres razones fundamentales.

La primera y principal es la enorme fuerza interna que tienen los vecinos y las vecinas del barrio. Una fuerza que tiene diferentes fuentes. La vinculación de las personas con su tierra: la gente crea raíces profundas con la tierra en donde ha nacido y en donde han vivido sus ancestros (el ejemplo más claro es el pueblo palestino y su resistencia a pesar del genocidio que, de otra manera, sigue su curso), y algunos habitantes de Cañada son la tercera generación que vive en el barrio. La plena consciencia de la justicia de su causa, ratificada por todos los organismos defensores de los derechos humanos. Y la enorme resiliencia de la clase humilde y trabajadora, acostumbrada a levantarse y seguir por muy adversas que sean las circunstancias.

La segunda razón es la justicia de su causa. Los habitantes del barrio son plenamente conscientes de que tienen derecho a vivir en el mismo, y que el acoso que reciben por parte de las administraciones públicas supone una grave violación de sus derechos humanos, reconocidos por el derecho internacional, el europeo y el nacional. Por eso, Naciones Unidas, el Consejo de Europa y el Defensor del Pueblo han dictaminado, con toda la contundencia posible, que el corte de suministro eléctrico a los que están siendo sometidos desde hace más de cinco años es una violación de sus derechos humanos básicos.

Una profunda injusticia

Y la tercera es la presión de la sociedad civil. No hay nadie que haya tenido un interés real por saber lo que ocurre en el barrio de la Cañada Real que no haya comprendido la profunda injusticia que están sufriendo sus habitantes, que no haya empatizado con ellos y su causa, y que no sienta un profundo rechazo hacia las políticas que intentan primar los intereses económicos de las inmobiliarias a costa de sus derechos humanos. La consciencia y la consiguiente indignación se extiende, lenta, pero inexorablemente, entre la sociedad, y ello supone un aumento de la presión social, la cual, finalmente, será imparable.

Que tomen nota el Gobierno Central, el de la Comunidad de Madrid, y los de los Ayuntamientos de Madrid y Rivas-Vaciamadrid. Nunca van a poder echar a los habitantes de la Cañada Real de su barrio. La fuerza de sus vecinos y sus vecinas, lo justo de su causa y la presión de la sociedad civil por la defensa de los derechos humanos lo impedirán.

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