Por Antonio Osuna
La foto habla sola… A finales de junio, alrededor de la noche de San Juan, tomé esta fotografía. Era un día sin más, sin nada extraordinario que hacer fuera de la rutina, pero algo en el ambiente era mágico. Y sí, me refiero a esas nubes. Esos grises que evocaban el melancólico invierno a la vez que vaticinaban las lluvias anunciadas. Permítanme ser poeta en esta ocasión. Dejando de lado los chistes y las anécdotas, las burlas y las tímidas muecas lingüísticas, permítanme ser poeta y hablar de esta fotografía.
Para muchos será sin más un cielo encapotado, pero para los que vestimos los ojos del soñador el significado es mayor. Noche de San Juan y previsión de lluvias. Como si el propio cielo, allá dónde dicen los textos que moran los Santos clamase tregua y dijera: no más, no habrá hogueras, no habrá celebración, nada que festejar este año. Y así, sin más prólogo que lo presentado en la imagen, quedaron en silencio las maderas.
La ley no permitió las fiestas para evitar aglomeraciones dadas las circunstancias. Pero el propio cielo se convirtió en oposición ante tal acto. Y con un frío leve puso las noches en pausa de nuevo. Algunos como yo no nos entristecimos, pues quien sabe de San Juan y de su noche, sabe bien que la quema es interna, privada, y que los festejos más grandes son los que agitan el corazón y no a la masa.
Se nos ha regalado en estos primeros días de verano unas noches frescas, en las que poder charlar sin el ruido de un ventilador y sin un aire acondicionado desgranando nuestro bolsillo. Añoradas nubes… Cuando los días de calor incesantes lleguen serán recuerdo y esperanza. Ellas que se presentaron como “noticia no agradable” y se marcharon dejando al sol en su pleno oficio.
No hubo hogueras de San Juan, pero sí noches maravillosas. Y acaso, ¿no es mejor celebración la felicidad en la calma? Os deseo buen verano y buenas nubes que estén por llegar. Disfrutad de la pausa. Tuvimos una muy larga, que nos sirva de maestra entonces.